Después de cinco días con la
niebla agarrada al río, por fin el sol ha podido con ella. Por un
día la cosa puede tener su gracia y hasta parecernos romántica,
pero a partir del segundo... El caso es que primero se adueñó del
aire una luz cegadora y empezamos a vislumbrar la otra acera, el
final de la calle, la torre de la iglesia, y de repente esos perfiles
difusos cobraron relieve y un sol tutelar nos bañó de calor por
dentro y por fuera, y los desconocidos que tuvimos tiempo para saber
del prodigio nos miramos sonrientes. Por lo demás, todo seguía en
su sitio. Al cruzar el puente de hierro he sentido que podría volar.
Afortunadamente no lo he intentado, pero he escuchado "Glósóli", sol resplandeciente en islandés, y al final no he podido evitar echar a correr, agradecido, Dios, agradecido. Takk, Sigur Rós.
Sigur
Rós. Glósóli (de Takk, 2005)
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