POR UNA PALABRA
Qué
desazón cuando uno no consigue recordar esa palabra que sabe la
única que podrá dar sentido pleno a la frase, como solo una pieza
entre las mil del puzzle se acomoda al hueco que mostrará al fin
completa una porción de él. Es un estado de suspensión, como
cuando sentimos en las narices la
inminencia del estornudo y no termina de llegar. Azorín decía no
conseguir alcanzar casi nunca esa palabra, “la palabra precisa, que
revolotea alrededor nuestro como una mariposa”. Pla se lamentaba de
lo mismo, aunque cuando la encontraba, decía, uno se podía ir a
comer a casa una sopa o una tortilla y no envidiar nada a nadie. Y
qué satisfacción incomparable
cuando al fin damos con ella, o ella da con nosotros, y colocamos
con suavidad la trabajosa pieza entre las otras y, tomando distancia,
contemplamos con orgullo la montaña nevada, la torre del castillo.
"La palabra"
ResponderEliminarEl don de la palabra,
tesoro incalculable,
que traduce al ser
en pluma suspirada.
Escondida entre vagos pensamientos,
velos opacos del alma,
se halla la palabra precisa
luchando su sitio en el verso,
para dar sentidos a un poema
que sin ella no es nada.
Va y viene,
corretea por dentro,
se hace de rogar,
se disfraza de beso.
Grita querer salir del laberinto
que al mismo tiempo es ella misma.
El don de la palabra,
milagro infinito,
labio con labio te quiero,
flor abierta del alma"
Tú y yo diciendo casi lo mismo usando distintas "palabras".