Anticipo con delectación el momento de ordenar mi biblioteca, cuando
al fin todos mis libros se ofrezcan juntos y en orden, italiano con
italiano, teatro con teatro, Pereira con Pereira.
Mostrarán entonces sus lomos orgullosos, y anhelantes y duendeando
combinarán traviesos sus letras tapa adentro para formar en cada
página el implorante texto “¡a mí, a mí, a mí, a mí!”.
Con delectación y un punto de emoción contenida sujeto un ejemplar de "Quietud" en este momento, y aunque te imagino poco permeable a los halagos, he de decirte que es alentador y maravilloso este libro. Voy a seguir duendeando. Espero seguir hallando en estas páginas esa aristotélica quietud observadora, que es capaz de hallar la cifra del misterio.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuel. Que lo disfrutes.
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