Hizo el año en septiembre que entretuve uno de mis raros ocios con esta charlotada sobre la que dudé no poco si traerla aquí. Tanto que al final no lo hice. En cuestiones de actualidad la ocasión la pintan calva, como suele decirse, signifique esta frase lo que signifique. Si hoy comparece es por la segunda oportunidad que la actualidad misma (la entrega del dichoso Balón de oro) le ha dado... aunque haya cambiado la película. Es lo malo de los versos de ocasión. No aguantan la prueba del algodón de la poesía: el tiempo. Creo, con todo, que es un poema digno. Empleé en él un buen tiempo, en el doble sentido de generoso y de bien aprovechado; no menos tiempo que en otros que sí entraron en Lo breve eterno. Este no lo hizo porque es otra cosa. Mejor explicado, porque no: lo último, epatar. Y a quienes pudieran objetar que para ser epigrama debería ser más breve, les diría que la brevedad es harto relativa, y que mucho más extensos y aún latosos los vio la muy justamente ponderada Antigüedad. Por lo demás, perdón a Darío.
EPIGRAMA
Cristiano Ronaldo declaró sentirse triste al finalizar
el choque de su equipo ante el Granada, en el que
no celebró sus dos goles. Preguntado por las causas
de su tristeza, se limitó a responder: "El club lo sabe".
(leído en prensa, 3/9/12)
CR7 está triste... ¿qué tendrá CR7?
Los suspiros se escapan de su boca. El ariete
ha perdido la risa, ha perdido el donaire.
CR7 está mustio sin su Balón de Oro,
sin su UEFA Best Player, sin su Bota de Oro,
y su murria en el césped se tiene por desaire.
La grada canta el triunfo de los cisnes blaugrana
y el ocaso sin alba de la era cristiana,
y vestido de blanco sombra de ayer semeja.
CR7 no marca, CR7 no asiste,
CR7 deambula por el campo. ¡Está triste!
Mal la afición despeja la ecuación de su queja.
¿Piensa acaso en el príncipe de Rosario, Lionel,
que a Maradona avanza y gambetea a Gardel?
Espumas, si le mientan a ese gaucho innombrable
regurgita su boca, y hasta un pálido Iniesta,
más feo de aquí a Lima, osa aguarle la fiesta
a él, tan guapo, tan metro, tan chic, tan adorable.
Qué lejanos los tiempos en que se señalaba
el cañón de su muslo si el marco franqueaba.
No le falta salud, no le falta el alpiste.
¿Mal de amores le apura? ¿Un celoso arrebato?
¿La subida del IVA? ¿Busca nuevo contrato?
¡CR7 está mustio, CR7 está triste!
De su ídolo el mohín desabrido y blandengue
no se ha tomado bien la parroquia merengue,
ni El buitre, ni su Amo, de fachada flemática.
Ya sólo el sacaojos le avala, y los palmeros
de los Punto Pelota, As, Marca y Futboleros,
arribistas ronceros de caverna mediática.
No escuches, CR7, ni te falta un hervor
ni siete. Tú te debes de la grada al fervor,
y sabes bien que nunca se comprendió al artista,
que no eres sino víctima de envidias de infelices
que no te pueden ver, como tú mismo dices,
porque eres "guapo, rico y un gran futbolista".
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