Unos escriben libros y otros componen
discos. Unos poemas, o prosas, y otros canciones. Hay también quien
se dedica a recopilar unos y otras. Puestos a pergeñar un disco
sobre el verano, no la periódica
aberración que se ha dado en llamar “canción del verano”
-vade retro-, mundo por ventura agonizante donde los haya,
sino de temas que, por razones poco explicables (como poco explicable
es la poesía digna de tal nombre) nos llevan de la mano al verano,
puestos a recopilar, decía, ese disco, qué diferentes serían entre
sí las canciones primera y última, evocadoras del principio y final
del verano. Igual que, en un libro de versos, cree uno que deben ser
significativos los poemas que lo abren y cierran, esas canciones
serían la piedra de toque de la expectación más luminosa y la más
venenosa nostalgia. Aquí se proponen dos. ¿Adivinan cuál julio, cuál septiembre?
The Jayhawks: "Mr. Wilson", de Smile (2000)
Lykke Li: "Never gonna love again", de I never learn (2014)
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