–Parece que
esté sonando el himno de su país. (S.)
Desde la
cama, el primer sonido del día, una voz infantil, entrañabilísima:
–¡Un furbi!
Lo que había pedido. Oh, qué suave, mira. (P.)
–¿Quién va a
dormir la siesta esta tarde?
Contesta
otra voz blanca, esta vez de niño, señalando y cargando la te: “¡Tú!” (M.)
Tú. Señal de que estás vivo.
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