¿Qué es lo que hace -repito, me repito- que una música, más allá del recuerdo de las circunstancias en que la escuchamos si ya la conocíamos, despierte en nosotros unas determinadas sensaciones, inspire un estado de ánimo, nos traslade a un lugar o a una época del año? Ni de puntillas las palabras alcanzan a donde llega la música. Sólo la poesía puede acercarse y acercarnos. Y no pasa nada por no llegar, como sería necio despreciar a Corelli, Couperin o Telemann por no estar a la altura de Bach, Haendel o Vivaldi; además, lo están en ocasiones. Más difícil sería intentar explicar que la música popular puede acompañar tanto y tan bien como la clásica. Raro será el lector de poesía española que sólo lea a los clásicos y no dedique al menos el mismo tiempo a sus contemporáneos. Más o menos eso intentó decir uno en retorcido soneto:
The Jayhawks, Sigur Rós, Low,
Trentemöller,
Massive Attack, The XX, Paul
Kalkbrenner,
Yo
La Tengo, Interpol, Jeniferever,
Mojave
3, Eels, Kraftwerk, Erlend Øye,
Depeche Mode, Crystal Castles,
Radiohead,
Blonde
Redhead, Piano Magic, Maga,
Max Richter, Junior Boys, Air,
Röyksopp, Apparat,
Van Morrison, Daft Punk, The Radio
Dept.
Sois
de la amistad pábulo, el pan mío
de
cada día, reliquia de amores,
la
razón entusiasta de mis noches,
parapeto
del alma contra el frío.
Más
que a Schubert os debo, más que a Mozart,
Everything but the girl, Clem Snide, Dorian…
La sola mención de cualquiera de los nombres de los cuartetos y del último verso produce en uno la sacudida del reencuentro con un olor amado y olvidado, de mujer o de infancia. Si compara, el poema lo hace por reivindicar la mal llamada música ligera (de ahí su título, "Reparación"), y a uno le hacía gracia esta manera de salir del armario clásico, que lleva vistiendo toda la vida y con cuyos trajes se gana los garbanzos. Como no tengo que convencer a nadie, me limitaré en esta nueva sección a darme el gusto de sacar a escena algunas canciones para mí memorables. Si además sirven -acompañan, emocionan, divierten- a una sola persona más, habrá merecido la pena.
Sufjan Stevens, "Should have known better" (Carrie & Lowell, 2015)
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