Imaginen que escuchan una canción de los últimos Suede, con los típicos giros vocales de Brett Anderson, que a los 2:34 pasa a sonar a Acade Fire hasta que a los 3:30 va abandonando el modo mayor mientras el sonido va pesando más, a lo Mogway, y que de repente, en 5:20, la distorsión desaparece y las guitarras ceden el protagonismo a un teclado kosmisch que ya no suelta el menor, apoyado en una armonía tan sencilla como abrumadoramente bella, y que nos deja levitando hasta que en 8:04 nos despiertan unas voces a lo The Gift. Y sobrevolando todo ello, el sonido de Neu!
Todo esto, que siempre es menos que su suma, en esta canción de un finlandés del que no había oído hablar, uno de esos regalazos que propician las listas de Spotify. Indagando, de primeras me llama la atención, después de lo que acabo de escuchar, que se le etiquete como cantautor. Tras dejar su grupo shoegaze Joensuu 1685, Mikko Joensuu (1986) grabó en año y medio una trilogía de discos titulados Amen que ponen música y letra a la evolución de su sentimiento religioso, desde una infancia marcada por el pentecostalismo hasta la apostasía. Amen 1, austero y sombrío, suena a canción americana, con la voz en primer plano y arreglos sencillos de guitarra o piano. Amen 2 se abre a las bases rock y a las texturas electrónicas. Amen 3, más difícil de clasificar, es otra cosa: un personalísimo trabajo donde caben el minimal, el ambient y el lienzo en blanco de los silencios, una oda electrónica cuyos temas, excepto uno, superan los 10 minutos, llegando hasta los 19 de "The worst in me". Ni es fácil encontrar el momento para escucharlos con la atención que merecen ni podrían las palabras trasladar su valor, que es mucho.
Mikko Joensuu: "There used to be a darkness", de Amen 2 (2016)
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