domingo, 9 de septiembre de 2012

FERIAS

Aprovechando que este año los encargados de abrir la programación musical de las fiestas fueron Andy y Lucas, hablaremos del concierto de las de hace un año. 

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Primer día de las fiestas de la virgen de San Lorenzo en Valladolid. En las calles del centro es difícil caminar sin tropezar con los cartones de vino, las botellas y los vasos de plástico, mientras los contenedores permanecen medio vacíos. Los zapatos se pegan al suelo. La novedad de este año son las pistolitas de plástico, que se ven por doquier. Muchos jóvenes encuentran divertido disparar vino sobre los transeúntes, así tengan veinte o sesenta años. Hoy vale todo. Un matrimonio de ancianos pasa entre indignado y atemorizado. Se sienten excluidos de su fiesta, ellos que llevan toda la vida celebrando ese día, paseando y mirando. Presenciamos, con el alma en el puño, una pelea. Lo raro es que no haya más. En toda la tarde no vemos más que una pareja de municipales. De vez en cuándo pasan, eso sí, los servicios de limpieza para borrar las huellas del delito. Y menos mal.

        Con la noche, parece que los ánimos van calmándose. Cenamos en las casetas. La temperatura se humaniza. De vez en cuando se levanta un aire benigno, impregnado de olor a vino. Al pasar junto al consistorio vemos dentro, inquietantes como bichos disecados, los gigantes, y a sus pies, como sandías en un almacén, las burlonas testas de los cabezudos, que en los pasacalles siempre me recordaron a esas señoras mayores que bailan en las bodas con una rigidez que el peinado “hongo” acentúa.

         Hay en la plaza una muchedumbre que asiste al concierto de Sergio Dalma. Nos quedamos un rato que acaba siendo el bolo entero. Todo es un poco cómico. Pasa una peña -una pena- con dos bidones de calimocho en un carro de la compra. ¿De veras se van a beber todo eso? Las cuadrillas de mediana edad, por diferentes motivos, también producen cierta tristeza, con su obligado pañuelo violeta al cuello, tan apagadas pasadas las primeras horas, tan por mantenerlo. La tarima habilitada para los minusválidos ha sido ocupada sin contemplaciones por el público general. Sería imposible llegar hasta ella en silla de ruedas. A un lado del escenario, una torreta publicitaria de unos tres metros de altura, con un globo de Bob Esponja por estandarte, alberga una inquieta bandada de niños. E inquietante: agarrados a las barras de sujeción, los más activos hacen balancearse la precaria estructura en cada na na na o ye ye ye, coincidiendo con las palmas y los silbidos del respetable. Al menos en tres canciones escuchamos la expresión “dentro de ti”. Se comprende que, aparte del atractivo físico del cantante, que me considero incompetente para juzgar, su público sea esencialmente femenino. En efecto, son muchas las mujeres que conocen sus canciones y las corean sonrientes y orgullosas, alta la cabeza. A su lado, sus parejas muestran diversas actitudes, desde los que, corridos, guardan una distancia prudencial hasta los que aprovechan la ternura del momento y las abrazan por detrás, pasando por los que hacen indisimulada mofa. Más difícil de comprender resulta que tan meloso repertorio guste y hasta emocione a hombres de pelo en pecho, que demuestran saberse sus canciones más allá de los tres o cuatro éxitos que todos conocemos. No es que tenga yo nada en contra de Sergio Dalma; al contrario, me parece un ejemplo de profesionalidad, además de un tipo sano. El problema es –habiendo que escuchar cosas mucho peores– su música. Lo curioso del caso es que si alguna vez lo critiqué por empalagoso, las voces que le defendían lo hacían siempre con el mismo argumento: “Para un cantante que le puede gustar a las mujeres un poco mayores...” El yerno ideal, vamos.

Volvemos a casa despacio, dando rodeos. El aire en la cabeza sobre la bicicleta, ya a salvo y lejos del bullicio, es una delicia.

1 comentario:

  1. Cuadro singular, me ha gustado mucho el espejo de distancia meditativa que pones en mitad del sarao. Me tomé la libertad de dedicarte un poema hace unos días, espero que no te disguste, he probado unas asonancias...

    Salud
    Manuel

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