En la poca bola que puedo rascar, me entretengo traduciendo poemas de una antología en portugués. Es un adictivo ejercicio de flexibilidad, pero sólo lo permiten aquéllos pocos que, como decía Bonnefoy, sentimos como nuestros. No sé si es por ignorar esa premisa que la mayoría de los poemas traducidos que leemos nos dejan fríos, acaso por pegarse demasiado al original, por un exceso de literalidad.
Un intérprete no puede tocar bien (entendiendo que esto excede el plano meramente técnico) una música que no le gusta de
verdad. Y la que sí, la tocará bien en cuanto le vea la hechura, el
juego, las imperfecciones, lo que de humano tiene. Cuántas impecables
ejecuciones de Bach, por ejemplo, truncadas por un respeto mal entendido...
Lo que
sigue es un poema de Eugénio de Andrade. Yo no sé si la traducción es ortodoxa,
o si le vendría mejor los nombres de versión o recreación. Intuyo que un poco
de infidelidad a la palabra o hasta el verso puede hacer más armoniosa la
convivencia entre los dos poemas, el original y el traducido, porque si lo traducido ya no es poema igual sería traducir el Boletín Oficial de Vizcaya.
POEMA A MADRE
En
lo más hondo, madre,
sé
que te he traicionado.
Todo
porque no soy
ya
el niño adormecido
al
fondo de tus ojos.
Todo
porque no sabes que hubo camas
enemigas
del frío
y
noches rumorosas de matinales aguas.
Por
eso, madre, a veces las palabras
que
te digo son duras,
e
infeliz nuestro amor.
Todo
porque perdí las rosas blancas
contra
el pecho apretadas del retrato.
Si
supieras cómo amo aún las rosas
quizá
no llenarías de pesares
tus
horas. Pero has olvidado tanto…
Que
mis piernas crecieron, olvidaste,
y
todo el cuerpo, y hasta el corazón
se
hizo tan grande, madre…
POEMA
À MAE
No mais fundo de
ti,
eu sei que traí, mae.
Tudo porque já nao
sou
o menino adormecido
no fundo dos teus
olhos.
Tudo porque tu
ignoras
que há leitos onde
o frio nao se demora
e noites rumorosas
de águas matinais.
Por isso, às vezes,
as palavras que te digo
sao duras, mae,
e o nosso amor é
infeliz.
Tudo porque perdi as
rosas brancas
que apretava junto
ao coraçao
no retrato da
moldura.
Se soubesses como
ainda amo as rosas,
talvez nao
enchesses as horas de pesadelos.
Mas tu esqueceste
muita coisa;
esqueceste que as
minhas pernas cresceram,
que todo o meu
corpo cresceu,
e até o meu coraçao
ficou enorme, mae!
[Lamentablemente, no he encontrado la manera de insertar la virgulilla de mae, nao, etc.]
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