jueves, 30 de julio de 2020

NUEVAS GLOSAS A EDER, Y III


Que digan de un escritor que es “escritor y poeta” suena sospechoso, como decir de un médico que es “médico y practicante”.
[Es verdad, y resulta curioso. Como si los poemas no se escribieran.]

Los escritores sin imaginación nos cuentan su vida y hacen bien si lo hacen bien.
[Pues anda que no hace falta imaginación para contar la propia vida… También la verdad se inventa.]

Un libro de aforismos se salva si tiene un aforismo inolvidable.
[Y un libro de poemas también. Sin embargo, parece más difícil que suene la flauta en la poesía que en el aforismo, por el mismo motivo por el que hay más versos memorables que poemas memorables.]

Las biografías de los artistas suelen ser descensos a los abismos o subidas al Everest.
[Los que no están dispuestos a pagar una excursión a pie de vida no saben lo que se pueden perder.]

El escritor tiene que tener olfato para saber qué palabras no debe utilizar porque en poco tiempo serán pesos muertos.
[Lo sé, y no lo aprendo. En esto el oído no ayuda precisamente al olfato.]

La lucidez no existe donde falta el humor.
[Exactísimo. Pero cuidado con las cantidades de cada ingrediente: de lúcido a lúdico, mala cosa.]

Los mejores maestros de ética son Spinoza y John Wayne.
[Si admitimos pulpo como animal de compañía, seamos justos y completemos la terna: Spinoza, John Wayne y John Ford.]

Como escritor es elegante no haber recibido ningún premio literario, pero solo si uno no se queja.
[Pero solo si uno no se ha presentado a ninguno de ellos.]

Los médicos tendrían que tener una asignatura en la carrera que les enseñase la importancia de tener delicadeza con los enfermos.
[No solo los médicos. Pero la asignatura de “Humanidad” debería darse en casa desde 1º de vida.]

El crítico literario bueno es malo.
[Y la mayoría de los críticos literarios malos son bonachones.]

Los que no recuerdan sus fracasos amorosos están condenados a repetirlos.
[No es que no los recuerden, sino que ante una nueva flor se emboban tanto como para olvidar que de aquellos polvos vinieron esos lodos.]

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