domingo, 18 de septiembre de 2016

GLOSAS A EDER (y III)



Lo bueno de vivir en pareja es que constantemente se puede entrar en éxtasis.
[Lo malo, que igual de constantemente se puede entrar en martirio.]

Admiramos a los que se fugan de las cárceles porque de alguna manera nos identificamos con ellos.
[Sí pero, igual que nos identificamos con un Fabrizio del Dongo, a través del que no somos.]

Es necesario releer los libros excelentes porque esos libros siguen siendo los mismos pero nosotros hemos cambiado.
[Es bueno seguir leyéndolos, desde luego, pero precisamente porque cambian con nosotros, pues los libros sólo existen en. Un mismo libro, en los sucesivos lectores que seré, no puede ser el mismo libro.]

Una de las sorpresas que nos da la vida es que acabamos conociendo, en carne y hueso, a Madame Bovary.
[Mientras no nos toque el papelón del parapoco Charles…]

Estando ya mi casa sosegada he oído el zumbido de un mosquito y se acabó el sosiego.
[De acuerdo con que no podemos tolerar su presencia sabiendo que cuando estemos a punto de dormirnos zumbará a dos centímetros de nuestro oído para después sangrarnos cuantas veces quiera, pero su captura será tal vez la aventura cinegética más apasionante a nuestro timorato alcance, y nuestro animal se sabrá más en comunión que nunca con el mono que fue (hasta el sábado, que hay partido).]

Enamorarse es gratuito, otra cosa es si uno se ve correspondido.
[Y ese amor, que no nos cuesta nada, vale por todo.]

Si se contempla un río el tiempo suficiente acaba revelándonos su secreto.
[Y ese secreto será: No hay ningún secreto.]

Piensa mal de ti mismo y acertarás.
[Seguramente, pero de qué nos sirve acertar así.]

Estaría bien que todos los alcaldes leyeran a Montaigne.
[Estaría mejor que bien, pero sin picar tan alto yo me conformaría con que un presidente del Gobierno leyera algo que no fuese el Marca.]

Hay aforismos en el aire que hay que cazar como si fueran mariposas.
[Hay poemas en el aire…]

En todo matrimonio que dura el hombre acaba vistiendo como le gusta a su mujer.
[Me temo que un poco. Lo importante es no perder el pírrico orgullo de prohibirla que tire aquel calzoncillo raído, con diferencia el más cómodo, que resiste como el último mohicano del cajón en el ángulo oscuro, aunque no se nos ocurra ponérnoslo salvo en los días que estamos de rodríguez, porque nos caería la del pulpo.]

En los restaurantes chinos siempre parece que entre los camareros hay algún agente de Fumanchu.
[Y al ir al baño antes de acostarte sabes que fue él quien te sirvió.]

Que nadie te necesite te convierte en un inútil.
[Pero quiero pensar que se puede no ser necesario y sin embargo hacer un poco mejor la vida de otros (escribiendo buenos libros, se me ocurre).]

La memoria es un espléndido bosque de alimañas.
[… y de gamusinos.]

El deseo que se convierte en amor nos saca de la locura del deseo indiscriminado.
[… para meternos en la del amor a jornada completa].

La mayoría de las viudas de los grandes escritores se convierten en brujas.
[Hombre, la mayoría… Lo que pasa es que su entrada en escena es tan sonada…]

En las épocas de paz la guerra es interior.
[Si se refiere al interior de la persona, esa guerra no conoce tregua; si al del país, rara vez. Sin ir más lejos, España se encamina hacia la III Guerra Electoral.]

Podemos aprovechar nuestras visitas al dentista como ejercicios de estoicismo.
[Estoy cismo, estoy hasta los mismísimos, estoy por pedir un crédito…]

Hay que tener varios sueños en la vida por si falla el sueño principal.
[Muy bien, pero de uno en uno, que es la única manera de que no fallen.]

1 comentario:

  1. ACABO DE LEER LAS III ENTREGAS,...,qué reflexiones profundas,bonitas y cachondas...
    A SEGUIR CON ESA COÑA que falta nos hace.Gracias.

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