Suede fue de esos grupos que tuvieron, como suele decirse, el mundo a sus pies, que es casi lo peor que le puede pasar a nadie, como se vería. El choque de egos entre Brett Anderson y Bernard Butler se saldó con un parón de siete años y la marcha del grupo del segundo. Eran los años del Britpop. Ante el supuesto duelo entre Oasis y Blur, ellos iban a lo suyo, que era sacar singles que de inmediato se convertían en himnos para toda una generación, la de los 90: Animal nitrate, Beautiful ones, Trash... Pero es su vena sentimental, a menudo maltratada en unos conciertos generosos en payasadas, la que les convertía en otra cosa. Véase Everything will flow o este Saturday night con su final glorioso. Si alguien con 20 años ha escuchado ese juego de voces sin emocionarse es que iba para registrador de la propiedad.
Suede: "Saturday night" (de Coming up, 1996)
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