En Siglo XXI de Radio 3, cada vez menos soportable, escuché mientras hacía las judías una canción synth-pop muy pegadiza con un aire retro y en alemán, todo muy apetecible. La sorpresa llegó al leer que el grupo, Die Katapult, no es de la tierra de Kraftwerk, sino un dúo de española y sueca que tira de humor y traductor de Google. Eschuchamos el disco, y otro anterior. Había también palabras, más que letras, en francés, castellano, inglés... Las espectativas creadas por aquel tema, "Autokrack", se iban diluyendo. Ya no pensábamos en Kraftwerk y synth-pop, sino en Aviador Dro y tonti-pop, ese subgénero patrio tan irritante. Busqué el vídeo y apareció primero un directo. Se me cayó el alma a los pies. Pensé también, mientras seleccionaba más temas para enlazarlos, cómo podía haber tanta diferencia entre la canción oída en la radio y las demás, a excepción de "Bäckerei digital", otro pepino que no dudaría en pinchar en cualquier fiesta si me diera para esa vampírica segunda vida. Se me escapa por qué alguien que puede sonar realmente bien no se pone en serio y se olvida de ser simplemente (y supuestamente) gracioso.
Die Katapult: "Autocrack" (de DKXD, 2019)
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