sábado, 18 de noviembre de 2017

LA VIDA COMO RUIDO




Espero al atardecer para salir a pasear. Pongo, por inercia, los auriculares. Me apetece escuchar otra vez “Run”, de Sistema, que he encontrado por sorpresa en Spotify. Termina la canción y desconecto para poder conectar con lo demás. Las viñas han cambiado la piel del otoño, que oscila como en una granada entre el flavo y el escarlata, por el ocre uniforme que trajeron los hielos. Atardeceres de otoño… Camino hacia un perdido donde alguna vez cogí setas de cardo. No hay. Tampoco, dicen, níscalos. Raro sería, setas sin agua. Los tapaculos acopian las últimas ascuas del sol. Los pájaros se han recogido. Sigo hasta la era. Tiradas en la hierba, las porterías, huérfanas de goles, parecen más grandes en su desamparo. Cruzo la carretera y me siento en un banco iluminado por una farola. Saco un papel del bolsillo. Un mes largo buscando una palabra. Un adjetivo. ¿Y qué diferencia habrá entre ese poema que no puede volar y un niño muerto dentro de su madre? Y seguiremos dando vueltas a los sucesivos calcetines de ese adjetivo, el nombre al que da aliento, la idea que sustenta a ambos. Y cuando hayamos resuelto algo, volveremos al cabo de unos meses, cuando ya lo tengamos lo suficientemente olvidado, a ese poema para acaso comprender que no vale, por rebuscado, por artificioso, por “poético”. Sale del Spar el tendero con un cliente. “Me cago en Dios con la empacadora de los cojones.” Subo hacia el parque. Hay por fuera unos bancos apartados que dan buena sombra en verano. De la chimenea de la casa más cercana sale un humo pensativo. Tal vez, fantaseo, él me dé el adjetivo. De hecho, pensativo… De repente, una música y un fade in de juveniles voces. Unos golpes, como si alguien partiera a las bravas nueces o avellanas. Risas. Gritos. La vida como ruido. ¿Pero no puede ser también la vida ordenada, apacible, silenciosa? No escribo y falta algo. Escribo y me hace bien y falta algo.



2 comentarios:

  1. Faltará algo,pero con ruido o sin él,tus sencillas vivencias expresadas con la palabra rebosan BELLEZA y ¿no es ésta un fin en sí mismo?.

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