Ni un chisgarabís ni un payasete. Quien comparece hoy en La canción de los sábados que son domingos por la noche que son lunes es lo que se dice un musicazo. No necesita más que un micrófono, un sampler, una canción prestada y su imaginación. También, claro, su voz y su boca y lo que hace con ellas, como ese solo de trompeta (a la que confunde graciosamente con una flauta travesera) o esa exibición final de beatbox (buenos trucos, diría uno de su cuerda). Las dos botellas son casi por adornarse. Como el sombrero. No es sólo que se te ocurra, es hacer que suene así. Y todos happy.
Daichi: Perf. "Happy" (Pharrell Williams)
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