“He echado lo que es una cucharada”,
contesta mi suegra al preguntarle si ha añadido tomate a la salsa. Y si alguna
salvación tenía el dichoso “lo que”, que me ha parecido bien como dosificador,
había de llegarme por boca de ella. También, todo hay que decirlo, pegan en el pueblo sus patadas, pero cuando aciertan qué belleza. Como cuando dice mi suegro de alguien al que se le ha ido la cabeza que no sale el sol para él, o de alguien feo que es difícil de mirar.
A lo que
no encuentro salvación posible es al aún más dichoso “en plan”, con el que me
tienen frito los alumnos, sobre todo los adolescentes. Lo utilizan antes de un
ejemplo casi siempre innecesario. Yo se lo afeo, indesmayable, cada vez, pero
siguen en plan... Al menos ya se dan cuenta y se disculpan tras cada
reincidencia. Ya es algo.
Jajajaja, que bueno, "Lo que es" en este caso, entendido como "lo que cabe en una cuchara".
ResponderEliminarAunque en este caso no salga mal parada la expresión, es difícil expresarse y acertar con la sensibilidad lingüística y auditiva porque en cada lugar sea pueblo o ciudad, tenemos unas deformaciones ya cronificadas y que no vamos a cambiar tan facilmente...salen solas, qué lo vamos a hacer.
Lo bueno Sergio es que tenemos capacidad para enseñar y aprender, y esos adolescentes seguro acabarán corrigiendo lo q con tesón se les enseñe.