jueves, 18 de septiembre de 2014

SÓLO ESTO

Cuánto ruido. El resultado del referéndum de Escocia, dicen, puede condicionar lo que suceda con Cataluña. ¿Y eso por qué regla de tres? Suceda lo que suceda en Escocia ya sabemos cuáles serán las reacciones de unos y otros. También lo que harán: los independentistas, tras el trágala de no sacar las urnas, adelantarán las elecciones, los llamados socialistas se mantendrán en su indefinición dilatoria apelando a una reforma de la Constitución que no se llevará a cabo, y los llamados populares seguirán enrocados en su irresponsable inacción, con puntuales salidas de tono con las que no consiguen sino sumar adeptos al independentismo (son los más españolitos de los españolitos). El hecho de que Portugal no forme parte de España y sí lo haga Cataluña no es más que el resultado de un avatar histórico tan natural como el movimiento de las placas tectónicas. ¿Merece la pena estar con alguien contra su voluntad? ¿Por qué ese miedo a que un pueblo manifieste lo que quiere ser? Ruido de moscas. Si Cataluña se separa de España seguiremos con nuestras vidas tranquilamente. ¿Sufre alguien que Portugal, que era un condado del reino de León, sea hoy una nación soberana? Si no hubiera sido así tal vez no sería el país en tantas cosas ejemplar que es hoy. Ni hora decisiva, ni cara o cruz, ni se rompe nada. Y si se rompe es que era frágil.

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