miércoles, 29 de noviembre de 2017

UN POEMA DE JOSÉ LUIS PARRA

EL POZO

No sube el cubo
tu viveza de niño.
Son aguas ocres,
fangosas, insalubres,
donde tiembla un anciano.

domingo, 26 de noviembre de 2017

VAMOS


Ni todos los grupos pueden ser el grupo de tu vida (solo cinco o seis, en cada una de las cinco o seis vidas por las que pasa una vida) ni caben todos los que nos gustaría en un soneto. A menudo son las limitaciones las que nos inspiran cierto tipo de cariño. La canción de hoy es de uno de tantos grupos que no pasaron a la historia ni dieron el salto a los estadios, una nota al margen en el profuso libro de la música popular. Ni siquiera la canción es redonda, en el sentido de que parece una buena idea malograda por un mal poeta. Pero qué savia tan pujante la que corre por el minuto largo que va de 3:25 a 4:35. ¿Por qué no estirarían más esa parte?, pienso mientras por otro lado me pregunto, con The Maccabees, qué estamos haciendo, por qué no lo haremos todo más fácil, y retrocedo de nuevo el cursor y exclamo y repito: "Come on!, it´s going to get easier from now.  What are we doing now, what are we doing now?" 

The Maccabees: "Spit it out" (de Marks to prove it, 2015)

viernes, 24 de noviembre de 2017

LA CONDENA


Tarde del viernes. Extrañeza de no trabajar ni estar ya en otra casa, de quedar tranquilo mientras las niñas duermen la siesta. Promesa y trampa del tiempo libre: pienso en lo que podría hacer con esas dos horas. Dormir no es mala idea; tampoco seguir con la antología de Keats que tradujo Lorenzo Oliván; ni darle otra vuelta al poema de marras; ni despertar al cuaderno de las prosas; ni dar de comer al famélico blog. La trampa, que es condena, es que si a priori me vale cualquiera de estas cosas, cuando oiga el llanto de Andrea o de Laura lamentaré no haber hecho cualquiera de las otras. Así siempre.

lunes, 20 de noviembre de 2017

UNA BENDITA LOCURA

Ni un chisgarabís ni un payasete. Quien comparece hoy en La canción de los sábados que son domingos por la noche que son lunes es lo que se dice un musicazo. No necesita más que un micrófono, un sampler, una canción prestada y su imaginación. También, claro, su voz y su boca y lo que hace con ellas, como ese solo de trompeta (a la que confunde graciosamente con una flauta travesera) o esa exibición final de beatbox (buenos trucos, diría uno de su cuerda). Las dos botellas son casi por adornarse. Como el sombrero.  No es sólo que se te ocurra, es hacer que suene así. Y todos happy.

Daichi: Perf. "Happy" (Pharrell Williams)

sábado, 18 de noviembre de 2017

LA VIDA COMO RUIDO




Espero al atardecer para salir a pasear. Pongo, por inercia, los auriculares. Me apetece escuchar otra vez “Run”, de Sistema, que he encontrado por sorpresa en Spotify. Termina la canción y desconecto para poder conectar con lo demás. Las viñas han cambiado la piel del otoño, que oscila como en una granada entre el flavo y el escarlata, por el ocre uniforme que trajeron los hielos. Atardeceres de otoño… Camino hacia un perdido donde alguna vez cogí setas de cardo. No hay. Tampoco, dicen, níscalos. Raro sería, setas sin agua. Los tapaculos acopian las últimas ascuas del sol. Los pájaros se han recogido. Sigo hasta la era. Tiradas en la hierba, las porterías, huérfanas de goles, parecen más grandes en su desamparo. Cruzo la carretera y me siento en un banco iluminado por una farola. Saco un papel del bolsillo. Un mes largo buscando una palabra. Un adjetivo. ¿Y qué diferencia habrá entre ese poema que no puede volar y un niño muerto dentro de su madre? Y seguiremos dando vueltas a los sucesivos calcetines de ese adjetivo, el nombre al que da aliento, la idea que sustenta a ambos. Y cuando hayamos resuelto algo, volveremos al cabo de unos meses, cuando ya lo tengamos lo suficientemente olvidado, a ese poema para acaso comprender que no vale, por rebuscado, por artificioso, por “poético”. Sale del Spar el tendero con un cliente. “Me cago en Dios con la empacadora de los cojones.” Subo hacia el parque. Hay por fuera unos bancos apartados que dan buena sombra en verano. De la chimenea de la casa más cercana sale un humo pensativo. Tal vez, fantaseo, él me dé el adjetivo. De hecho, pensativo… De repente, una música y un fade in de juveniles voces. Unos golpes, como si alguien partiera a las bravas nueces o avellanas. Risas. Gritos. La vida como ruido. ¿Pero no puede ser también la vida ordenada, apacible, silenciosa? No escribo y falta algo. Escribo y me hace bien y falta algo.



martes, 7 de noviembre de 2017

LO QUE EN PLAN


“He echado lo que es una cucharada”, contesta mi suegra al preguntarle si ha añadido tomate a la salsa. Y si alguna salvación tenía el dichoso “lo que”, que me ha parecido bien como dosificador, había de llegarme por boca de ella. También, todo hay que decirlo, pegan en el pueblo sus patadas, pero cuando aciertan qué belleza. Como cuando dice mi suegro de alguien al que se le ha ido la cabeza que no sale el sol para él, o de alguien feo que es difícil de mirar.

A lo que no encuentro salvación posible es al aún más dichoso “en plan”, con el que me tienen frito los alumnos, sobre todo los adolescentes. Lo utilizan antes de un ejemplo casi siempre innecesario. Yo se lo afeo, indesmayable, cada vez, pero siguen en plan... Al menos ya se dan cuenta y se disculpan tras cada reincidencia. Ya es algo.