miércoles, 27 de julio de 2016

TRADUTTORE...

Mira que hemos criticado aquí las lecturas “ligeras” para el verano, pero a lo que se ve el pienso soltado últimamente en este comedero es, light no, lo siguiente: chascarrillos y poemas breves de regional preferente. Seguiríamos así, ensayando, por ejemplo, unos ripios con los que quejarnos (la queja trae descrédito, pero da gustito) de la pila de libros que trajimos para nada al retiro asturiano. “Otra vez otra pila de libros para nada”, empezaría en perezoso alejandrino. Pero no, no es la pereza lo que retira mi mano del lomo de uno de esos libros cada vez que voy a tirar de él: un infantil gañido que pone fin a una tan corta siesta, o la insoportable sensación de que voy a molestar si doy una luz en el cubículo que compartimos los cuatro, o…

En la poca bola que puedo rascar, me entretengo traduciendo poemas de una antología en portugués. Es un adictivo ejercicio de flexibilidad, pero sólo lo permiten aquéllos pocos que, como decía Bonnefoy, sentimos como nuestros. No sé si es por ignorar esa premisa que la mayoría de los poemas traducidos que leemos nos dejan fríos, acaso por pegarse demasiado al original, por un exceso de literalidad.
Un intérprete no puede tocar bien (entendiendo que esto excede el plano meramente técnico) una música que no le gusta de verdad. Y la que sí, la tocará bien en cuanto le vea la hechura, el juego, las imperfecciones, lo que de humano tiene. Cuántas impecables ejecuciones de Bach, por ejemplo, truncadas por un respeto mal entendido...
Lo que sigue es un poema de Eugénio de Andrade. Yo no sé si la traducción es ortodoxa, o si le vendría mejor los nombres de versión o recreación. Intuyo que un poco de infidelidad a la palabra o hasta el verso puede hacer más armoniosa la convivencia entre los dos poemas, el original y el traducido, porque si lo traducido ya no es poema igual sería traducir el Boletín Oficial de Vizcaya.

POEMA A MADRE

En lo más hondo, madre,
sé que te he traicionado.

Todo porque no soy
ya el niño adormecido
al fondo de tus ojos.

Todo porque no sabes que hubo camas
enemigas del frío
y noches rumorosas de matinales aguas.

Por eso, madre, a veces las palabras
que te digo son duras,
e infeliz nuestro amor.

Todo porque perdí las rosas blancas
contra el pecho apretadas del retrato.

Si supieras cómo amo aún las rosas
quizá no llenarías de pesares
tus horas. Pero has olvidado tanto…

Que mis piernas crecieron, olvidaste,
y todo el cuerpo, y hasta el corazón
se hizo tan grande, madre…


POEMA À MAE


No mais fundo de ti,
eu sei que traí, mae.

Tudo porque já nao sou
o menino adormecido
no fundo dos teus olhos.

Tudo porque tu ignoras
que há leitos onde o frio nao se demora
e noites rumorosas de águas matinais.

Por isso, às vezes, as palavras que te digo
sao duras, mae,
e o nosso amor é infeliz.

Tudo porque perdi as rosas brancas
que apretava junto ao coraçao
no retrato da moldura.

Se soubesses como ainda amo as rosas,
talvez nao enchesses as horas de pesadelos.

Mas tu esqueceste muita coisa;
esqueceste que as minhas pernas cresceram,
que todo o meu corpo cresceu,
e até o meu coraçao
ficou enorme, mae!

 [Lamentablemente, no he encontrado la manera de insertar la virgulilla de mae, nao, etc.] 

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