jueves, 25 de mayo de 2017

ESCUELA DE CONCISIÓN

Escuela de concisión (la mejor para la poesía) es el Barroco. Qué callo no tendrían para componer en un periquete obras en verso, ya teatro, ya novela, y que pase éste la mayoría de las veces desapercibido. Lee uno La galatea o El perro del hortelano y le dan ganas de echarse al monte del romance o el soneto a razón de diez por día. Otra cuenta de la lechera, esta menos descabellada, sería la de leer una comedia de Lope cada fin de semana. Los clásicos siempre merecen la pena. Para muestra, estos botones de La dama boba:

Lo más, como lo menos, me fatiga.

aunque sospecho que tengo / de olvidarme de olvidarte.

Ningún hombre nacido a pensar viene / que le falta, Miceno, entendimiento.

¡Difícil cosa es saber! / Sí, pero fácil creer / que sabe, el que poco o nada.

--los que son bobos de veras / ¿cómo viven? --No sintiendo; / pues si un tonto ver pudiera /
su entendimiento a un espejo , / ¿no fuera huyendo de sí? / La razón de estar contentos /
es aquella confianza / de tenerse por discretos.

[Amanecer] Dormían las rentas grandes, / despertaban los oficios.

De dos extremos: boba o bachillera, / de la boba elección, sin duda hiciera.

¡Qué descanso de mis canas!

Todos me piden sus almas. / Almario debo de ser.

(...) ¿Qué más remedio / de no reñir que estar la vida en medio?

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