lunes, 15 de abril de 2019

DOS DEDICATORIAS, Y II


“Este es uno de los libros más abruptos ineptos y chabaca[ne]ria infantil que he ojeado, y digo ojeado que no leído porque ni dice nada ni participa en nada. Si encontráis algo peor leerlo.
Y pensar que mi obra “Púrpura en el viento” quedó finalista frente a esta bazofia… Así está el mundo de la No Poesía, así ven los jurados tanta idiotez. ¡En fin, así nos va!”
Qué pena no poder dar a esta historia su final: de Púrpura en el viento, si existió, no hay rastro en la red. Si su sintaxis era la misma que la de la No Dedicatoria, mejor que no haya existido. Pero que me quiten lo bailao: primero la emoción de dar con un libro de versos dedicado (eso creía) por su autor, y después el asombro por el hecho de que alguien se tomara la molestia de quedarse a gusto, con caligrafía bella y pajaritos en la firma, con quien supuestamente le levantó el premio. Aunque, bien pensado, quizá haya cierto cálculo en ello: no es mala estrategia promocional, si bien un poco cara, la de poner el título del libro de uno en la portada de otro para luego venderlo. Si no, a qué indicar que el suyo fue declarado finalista por un jurado al que luego descalifica: acertó al destacar su libro (era tan superior que no podía ser de otra manera, parece pensar) pero falló de modo garrafal al no darle el premio (movido, seguro, por oscuros intereses clientelares). A mí me tocó la pedrea: que el autor de la chuscada convirtiera involuntariamente un libro que no vale nada en un ejemplar curioso. 2 euros tenían la culpa. Lo compré, por supuesto.

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