SÓLO ESTE MOMENTO
No dabas tú contigo. Caminabas
absorto río arriba hacia la presa.
Nadie había, diríamos, allí
si nadie fuera tanto:
el agua hermana, otra y la misma, el frágil
patinar de zancudos zapateros
como lluvia incipiente,
el sol entre unos chopos rumorosos
o un rebullir de insectos al trasluz
como motas sonámbulas de polvo
entre otros muchos mundos.
Y allí, en aquel lugar,
te esperaba la paz que te negabas.
No fuiste tú, tu infancia se bañó.
Al agua confidente fuiste echando
una a una las penas
y ninguna flotaba.
Y fue aún mejor que el río
se hizo niño también, niña la tarde,
niño el aire de julio al que secaste
un cuerpo casi alma.
Y allí mismo escribiste
a punta de navaja en el tortuoso
tronco de un salce “sólo este momento”,
tributo emocionado
al piadoso, fiel dios del instante.
(De Hilo de nada, Eolas, 2020)
No hay comentarios:
Publicar un comentario