Tras la congoja por el incendio de Las Médulas, el pánico por el de Picos de Europa (hablo de mi corazón). El orgullo es por los vecinos del valle de Valdeón que han decidido desacatar la orden de desalojo de sus pueblos para luchar contra el fuego. Con sus medios. Solos. La vergüenza, por la ineptitud de unos políticos cuyo trabajo debería ser adelantarse a los problemas y, a no haber sido posible, solucionarlos; no crearlos. Un dato: la Junta de Castilla y León ha reducido su presupuesto en prevención de incendios un 86% en 13 años. Otro: Vox, que condicionó su apoyo para formar gobierno autonómico con el PP a la reducción de las partidas tocantes al cuidado del medio ambiente, en un intento de salvar la cara, denuncia que el gobierno autonómico (del que, repito, forma parte) sólo ha ejecutado el 48,5% del presupuesto anual. Y todavía tenemos que aguantar el descaro de sus dirigentes, los más hideputas de los cuales, como el consejero de pitanzas y medio ambiente Suárez-Quiñones, todavía se chulean al responder ofendiditos, en una comida en Asturias al cuarto día quemarse el Bierzo y la frontera zamorano-leonesa, que tiene la “mala costumbre de comer cada día”. Queda sacar al santo para invocar las lluvias, las únicas que pueden ya detener la destrucción del Parque Nacional. Gracias, Isidoro y Gabriel, Pedro y Maite. No estáis solos.
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