miércoles, 24 de diciembre de 2014

NIFUNI

Uno esperaba algo distinto, no sé, contundencia contra la corrupción, incluida la de su familia (eso sería contundencia, empezar por casa, y no la consabida condena blablablá a los corruptos, ese ente abstracto). También valentía ante Cataluña (me refiero a tener en cuenta la voluntad de los catalanes, no sólo de los catalanes opuestos a la independencia, por cuyo rechazo, qué ingratos, se siente dolido). Y que estuviera con la gente, y no con los que se ríen de la gente asegurando que la recuperación económica ya ha comenzado, aunque aún, etc. (sin duda, desde la torre de marfil no se oye el ruido de la calle). En fin, palabras que fueran algo más que palabras. No, desde luego, una tibia continuación de su antecesor, si más vehemente en las formas (esa mano al corazón, ese aire contristado) absolutamente plano en el (no) fondo. Y eso que, según dijo, los españoles estamos, sucesión mediante, ante una nueva época en nuestra historia. La misma nueva época.

Pero feliz Navidad.

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