domingo, 27 de octubre de 2013

VERGÜENZA

     La ley es una. El poder legislativo la saca adelante. El judicial la aplica. Las sentencias no se discuten, se acatan o se recurren. Los jueces no están para hacer malabarismos ni para sacarle las castañas del fuego a ningún gobierno. Distinguir entre leyes y justicia, insinuando que a veces hay que doblar aquellas para cumplir con esta, es una pirueta verbal inaceptable. Las leyes hacen la justicia, y sólo se puede hacer justicia aplicando las leyes. Si no la hacen, cámbiense las leyes o háganse otras nuevas. 

Que la retroactividad de la “doctrina Parot” sería anulada por el Tribunal de Estrasburgo es algo que se veía venir. La técnica jurídica, a la que los jueces se deben (y esta es una cuestión técnica), es la única garantía de igualdad y justicia que poseen los ciudadanos. En ella radica la separación de poderes. Los únicos responsables de que terroristas sanguinarios que nunca se han arrepentido de sus crímenes salgan a la calle sin haber cumplido un año de prisión por cada asesinato cometido, son los gobernantes de hoy y ayer que no han sido capaces de reformar el Código Penal ni de llevar a las Cámaras leyes nuevas para anticiparse a la justa injusticia a que su inacción ha conducido. ¿Se puede sufrir que aún tengamos que oírles echar la culpa al empedrado, o al arquitrabe, al magistrado López Guerra o al maestro armero? ¿Para qué queremos a los políticos? Vergüenza es poco.

2 comentarios:


  1. Partes de la base de que hay diferencia entre poder legislativo y poder judicial....
    No la hay.
    Un claro ejemplo de ello es esta misma sentencia que apuntas, a propósito de la doctrina Parot. Pensando un poco .... ¿por qué ahora? La presente situación de la banda es la respuesta. La retroactividad de la doctrina Parot -sabemos, sabíamos- era una absoluta aberración. Pero lo mismo hoy que hace cuatro años. ¿Por qué ahora? porque ahora sí que interesa. Es la más baja política la que rige nuestros designios. Así de triste. Unos jueces puestos por políticos dictaminan la suerte final de miles de causas (públicas o privadas). Cualquier litigio o reclamación, tras recursos, terminará en manos de un Tribunal Constitucional elegido por políticos. ¿Qué decir de la Audiencia Nacional? Hace un par de meses presenciamos un vergonzante cambio de cromos para no procesar a dos políticos, uno por cada bando, que chapotean en el lodo q habitan: Blanco y Matas. En el colmo de la desvergüenza, no pasó ni una semana entre ambas decisiones. Sálvame, que yo te salvo, protegidos por la excrecencia del aforamiento político. Por eso no dimito. Siempre hubo clases. Y salvoconductos.
    - Oye, que se va a notar.
    - No creas
    Si estos políticos fueran prohombres limpios, justos (ya que Montesquieu ha muerto, como un ilustre partitócrata apuntó en el colmo de la soberbia más vergonzante) y de los que sentirse orgullosos, pues ... oye, tendría un pase. Pero no. Los méritos de los que nos sobreviven son ser fieles al partido. No saben deletrear la palabra corrupto. Colocados a dedo, son ellos o los de enfrente, cuatro u ocho años después. Siempre llega. Aquí, sospechábamos antes y ahora sabemos, la abstención no cuenta. No quieren oír hablar de listas abiertas, no vayan a votarles por lo que son y tener que pagarse un curso de CCC de vuelta a casa.

    Parot: ¿trato o truco? Ambas, qué te has creído

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  2. De acuerdo en que ha desaparecido la división de poderes, y en que lo tienen atado y bien atado. Y en el peor de los escenarios para ellos se indultan, aunque sea A a B y B a A: hoy por ti, mañana por mí. Es desolador.

    No estoy de acuerdo en que se haya hecho coincidir la sentencia con la desaparición en la práctica de eta. La justicia tiene sus tiempos. Esta sentencia responde al recurso de una particular. La insinuación de que hay algún interés en reflotar a la banda no tiene pies ni cabeza en mi opinión. No es, por mucho que nos duela, ni truco ni trato, es justicia.

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