miércoles, 7 de noviembre de 2018

ESAS MANOS...

Esas dedicatorias de traductores, editores, seleccionadores y prologuistas al frente de libros de otros, qué vergüenza ajena. Menudo morro. Lo de dedicar canciones en la radio todavía tiene un pase. Es hasta gracioso. "Quería que me pusierais Sultans of swing, de los Dire straits, y se la quería dedicar a...", y luego si acaso los motivos de esa dedicatoria, para que conste. Pero en los artículos de Azorín, en los poemas de Rilke... Por favor, señores.

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