sábado, 18 de junio de 2022

GALLINAS QUE ENTRAN

De vez en cuando llega una notificación: nuevo disco de Royksöpp, EP de Beach house, nuevo single de Nation of language. Y nos aguantamos las ganas y esperamos el momento propicio para escucharlos. Luego la mayoría de las veces esa ilusión, esa espera y esa noche en el patio con luna y sin tiempo valen más que lo que escuchamos. Pero siempre son más las gallinas que entran que las que salen. No esperaba ya nada del último disco de Placebo, y lo dejé en la tercera canción; sí lo esperaba del de Likke Ly, pero tampoco. Sin embargo, no hay semana sin sus dos o tres deslumbramientos en forma de canción ni sin su grupo a seguir. El de esta semana serán The legends; y las canciones, de Susumu Yokota, Mega bog y 070 Shake.

“Long long silk bridge”, de Susumu Yokota, empieza como la introducción de El Carnaval de los animales. Pronto entra una base rítmica a medio tiempo que recuerda a la época dorada del chill-out, tan injustamente denostado. Luego entran unas cuerdas que durante un minuto mantienen la música como en suspenso,  a la espera de una concreción de estos brochazos sonoros en una melodía más reconocible. Y esa melodía, que entra en 1:38 y alimenta la base rítmica de la que a la vez se alimenta, es de una sencillez que sobrecoge. Termina el tema de manera un tanto abrupta a los escasos tres minutos, y se pregunta uno por qué no alargarían, con sugestivos cambios en el ritmo, tan encantadora melodía. Yendo al disco se comprende: Symbol es una especie de miniatura en la que Yokota (cuya música, que no conocía, me recuerda a la de Isao Tomita) rinde homenaje a Debussy, Vivaldi y sobre todo Saint-Säens (con samples de obras célebres suyas) en temas que en su mayoría no pasan de los tres minutos.

Susumu Yokota: "Long long silk bridge" (de Symbol, 2004)


“Station to station”, de Mega bog, es una balada cuyo encanto está, una vez más, no tanto en lo que suena sino en cómo suena. La voz casi susurrada, tan al natural que no se la ha tocado en las notas graves, a las que llega mal, se ve apoyada por teclados tan tristones como brillantes. Cortes como los de 1:58 o 3.45 sólo hacen agradecer la nueva caída del tema, y ya acabamos en manos de la canción, sencilla por demás.

Mega bog: "Station to station" (de Life, and another, 2021)

“Skin and bones”, de 070 Shake, alias de la veinteañera estadounidense Danielle Balbuena, me hace no perder del todo la esperanza respecto a la música popular contemporánea. Mis hijas, de seis años, son inevitables víctimas del reggaetón, las chaneles y la indecencia dizquemusical imperante. Dudo mucho que puedan apreciar a Bob Marley, a la Creeedence o a Yes, al menos de momento. “El requetón es la mejor música del mundo”, me restriega con desfachatez Andrea con toda la intención. Sin embargo, con una canción como esta pienso que sí pueden conectar. Es otra balada (llamémosla así), qué coincidencia, con teclados punzantes y nostálgica hasta herir. La letra no es ninguna tontería. “Tú me tratas como si fuera algo más que piel y huesos, y eso cambió mi vida”. Aquí el valor añadido lo aportan los juegos de voces (con disonancias que van y vienen) y, sobre todo, el sabio tratamiento de la voz, que se beneficia de un buen uso (esto es, sin abuso) del autotune y, puntualmente, del vocoder. 

070 Shake: "Skin & bones" (de You can´t kill me, 2022)

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