jueves, 8 de marzo de 2012

POR UNA PALABRA

Qué desazón cuando uno no consigue recordar esa palabra que sabe la única que podrá dar sentido pleno a la frase, como solo una pieza entre las mil del puzzle se acomoda al hueco que mostrará al fin completa una porción de él. Es un estado de suspensión, como cuando sentimos en las narices la inminencia del estornudo y no termina de llegar. Azorín decía no conseguir alcanzar casi nunca esa palabra, “la palabra precisa, que revolotea alrededor nuestro como una mariposa”. Pla se lamentaba de lo mismo, aunque cuando la encontraba, decía, uno se podía ir a comer a casa una sopa o una tortilla y no envidiar nada a nadie. Y qué satisfacción incomparable cuando al fin damos con ella, o ella da con nosotros, y colocamos con suavidad la trabajosa pieza entre las otras y, tomando distancia, contemplamos con orgullo la montaña nevada, la torre del castillo.

1 comentario:

  1. "La palabra"
    El don de la palabra,
    tesoro incalculable,
    que traduce al ser
    en pluma suspirada.
    Escondida entre vagos pensamientos,
    velos opacos del alma,
    se halla la palabra precisa
    luchando su sitio en el verso,
    para dar sentidos a un poema
    que sin ella no es nada.
    Va y viene,
    corretea por dentro,
    se hace de rogar,
    se disfraza de beso.
    Grita querer salir del laberinto
    que al mismo tiempo es ella misma.
    El don de la palabra,
    milagro infinito,
    labio con labio te quiero,
    flor abierta del alma"

    Tú y yo diciendo casi lo mismo usando distintas "palabras".

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