domingo, 30 de abril de 2017
viernes, 28 de abril de 2017
C.V.
Si antes el sentido de la literatura de viajes era
poner al alcance del lector paisajes y costumbres de lugares que no conocía y
difícilmente podría conocer, ahora, tan viajados todos, las páginas que más nos
gusta leer son sobre aquellos otros que sí hemos conocido, y me temo que en
parte porque dan relieve a esa ridiculez que tanto nos hincha, el “currículum
viajero”.
martes, 25 de abril de 2017
ABAB
Bien se ve que Cervantes ya era padre cuando puso en boca de don Quijote aquel memorable monólogo contra el tuyo y el mío. En esas andan Laura y Andrea, pero peor: entre el mío y el mío. Dicen todos que es normal y me quedo más tranquilo. Es la excepción del gozoso despertar al lenguaje. Gozoso y productivo: una de esas primeras expresiones más allá de las palabras sueltas arroja luz sobre el soneto que tengo en la cabeza, en concreto sobre la rima de los cuartetos, que era en principio ABBA: "A veee, a veee...", repite Laura. Y sí, mucho mejor ABAB.
lunes, 24 de abril de 2017
sábado, 15 de abril de 2017
jueves, 13 de abril de 2017
PÍO
"Atentas a ver si veis algún pío." La sonrisa se me hiela cuando veo acercarse a un anciano con abrigo de paño, bufanda y boina, perfectamente barojiano.
martes, 11 de abril de 2017
VERSOS DE ISABEL ESCUDERO, II
EL ABANICO
En memoria del morir de mi madre
¿Qué movía tu mano, madre,
a desplegar las varillas, a batir las alas
del aire que ya apenas respirabas?
¿Cómo tus dedos de muñeca quieta
una y otra vez las desplegaban
y en ciego cumplimiento de una orden
volvían a plegarlas?
Ya estabas, madre, sola y muda
y muerta para el alma;
ya nos habías ido soltando
a tus hijos y a tu casa,
pero en tu mano de cera el abanico
se abría y se cerraba.
¿Era el último hilo
que a tu labor sin fin fin reclamaba
y que en un ciego afán sin nombre
tu mano al aire lo enhebraba?
¿O era quizá que fuera ya de ti
un hondo mandamiento te empujaba
a seguir aventando al mundo
de su polvo y de su paja?
¿O tal vez sería que las cosas
que tú en vida tocaras
de ti no querían desprenderse todavía
que eran cosas por ti y se resistían
a tornar al hueco de su nada?
¿Pudiera ser, señora mía,
que fuera el abanico solo
quien tu mano agitaba?
Asombrados seguíamos
aquel revuelo de alas
de terca mariposa
que su adiós dibujaba
con trazo enamorado
en torno de tu cara.
Ya se habían para ti borrado,
madre, las familiares caras;
ya sorda en el vacío te perdías,
y ni el dolor ni mi voz ya te alcanzaban,
pero allí todavía el abanico
en tu mano se abría y se cerraba.
Hospital 17-II-2003
lunes, 10 de abril de 2017
VERSOS DE ISABEL ESCUDERO, I
Entre dos muertes ando:
esa que ha de venir
y esta que va pasando.
Niñez lejana:
de chiquita que era,
hoy me llena la casa.
Hacia atrás miro:
agua pasada
sí mueve molino.
(...)
La jaula del pecho,
destartalada:
¿dónde el pájaro
que dentro te cantaba?
En la mina del alma,
revueltos
el oro y la ganga.
Con el deshielo
un río de niños
inundó el pueblo.
(...)
Solos tú y yo,
montaña,
(...)
Quietos en la estantería.
Como libros sin leer,
así tu vida.
15 de Agosto:
Todos se han ido,
ya no estoy solo.
No sé lo que temo,
pero me mata
el no saberlo.
(...)
Lo mejor de estar viva
es dormir cada noche,
despertar cada día.
Será porque tú sabes
algo que yo no sé
que ando enamorada
¿de qué?
¡Qué le vamos a hacer
si el amor acaba siendo
querer querer!
¡Qué bien habla!,
gracias a que no sabe
lo bien que habla.
Calla y confía:
acaso mañana
no será otro día.
Esto sí que tiene ciencia,
que yo dependa de ti
y tú de tu idependencia.
sábado, 8 de abril de 2017
miércoles, 5 de abril de 2017
PLURIEMPLEO
Una merced inesperada pero no pequeña que le debo a la
paternidad es que mientras antes iba al trabajo como quien baja a la mina ahora
voy, como quien dice, a descansar. Salgo de casa con tiempo. Los diez minutos
de paseo hasta el conservatorio, además de ayudarme a bajar la comida, me
procuran la necesaria porción de campo y cielo. Raro es el día que no veo al
pito real, o al petirrojo, o unas cogujadas. Vienen ahora, además, los sucesivos
aromas de la flor del almendro, la genista o las celindas, que aquí llaman
azahar. Ya en el aula, escucho, me siento, me levanto, toco, bajo por un café,
hablo con los alumnos… descanso, en definitiva, de la infantil tiranía –en
clase sí mando yo, aunque luego no me hagan ni caso– a que estoy sujeto con
Laura y Andrea por las mañanas.
Cuando éstas se dan bien acabo, como Víctor Botas en aquel poema, tan jodido y feliz como furcia de hotel en noche de congreso. Si se dan mal, no acabo feliz. Al final todo se resume en no enfadarse, en recordarse a uno mismo ante una rabieta, una envidiosa llantina o un sofá pintado con bolígrafo, que todo está bien, que están sanas, etcétera. Porque de ese empeño, el de no enfadarme, depende mi alegría y, colgando de ella, la de las niñas. El asidero moral al que me agarro para llegar a ella es condicionar mi estatura paterna, y de paso humana, a la siguiente proporcionalidad inversa: ésta será mayor cuantas menos veces me enfade. Y así vamos tirando.
Cuando éstas se dan bien acabo, como Víctor Botas en aquel poema, tan jodido y feliz como furcia de hotel en noche de congreso. Si se dan mal, no acabo feliz. Al final todo se resume en no enfadarse, en recordarse a uno mismo ante una rabieta, una envidiosa llantina o un sofá pintado con bolígrafo, que todo está bien, que están sanas, etcétera. Porque de ese empeño, el de no enfadarme, depende mi alegría y, colgando de ella, la de las niñas. El asidero moral al que me agarro para llegar a ella es condicionar mi estatura paterna, y de paso humana, a la siguiente proporcionalidad inversa: ésta será mayor cuantas menos veces me enfade. Y así vamos tirando.
lunes, 3 de abril de 2017
HAIKUS DE ANTONIO MORENO
Sea tu dicha
lo mismo que el barranco:
oculta, a solas.
¿Quién va a decirme
esa palabra extraña
que tú sabías?
Este amor nuestro
por la luz que mirábamos
somos nosotros.
Que nadie sepa
de esta concha en la piedra
me reconforta.
Cerros anónimos.
Alegre de saberme
vivo entre piedras.
Lo más difícil,
llamarle pan al pan
y no ensuciarlo.
¿Quién es Antonio?
Este vivo silencio
tras siete letras.
domingo, 2 de abril de 2017
MÚSICA ELECTRÓNICA
Va pasando a mejor vida, y ya era hora, el viejo recelo contra la música electrónica. "Eso está todo grabado", es una de las cantinelas que más ha habido que oír. Por lo visto, tiene más mérito el directo-directo, así sea a cargo de un guitarrista descendiente de Freddy Krueger o de un cantante en eterna berrea. Pero, volviendo a la electrónica, aunque así sea, aunque se haya registrado previamente, hay que hacer sonar esa música, calibrada al milímetro, con una precisión que cobra mucha más importancia en los dj's que en los grupos al uso. Es necesaria una gran concentración, un privilegiado sentido del ritmo y, sépase, una cabeza en su sitio para disparar con precisión las programaciones y que todo suene bien. Escuchada con auriculares y con atención, se aprecia en esta música una miríada de detalles que dan idea de lo trabajoso de componerla. Contra el cantante que presume de haber escrito una canción en cinco minutos, no me quiero imaginar la cantidad de horas que habrán sido necesarias para alumbrar un tema como éste. Por eso me parece que el dj, en su solitaria pasión, tiene mucho más que ver con el poeta y con la poesía. No es un simple patrón de bombo a uno, caja en los tiempos pares y contratiempos con el charles. Hay una melodía suficiente, pero sobre todo sonidos, sugestión, paisajes. El caso del alemán Dominik Eulberg es curioso. Siendo guardabosques, ornitólogo y geógrafo, ha integrado desde su primer álbum, Flora & Fauna, la presencia de los sonidos de la naturaleza en su música. La canción de este sábado, que se podría traducir como felino dorado, da cuenta de esta electrónica orgánica, luminosa, acariciadora y en absoluto desquiciada, sino más bien todo lo contrario.
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