domingo, 29 de enero de 2017

SHOEGAZE

Slowdive: "Star roving", single, 2017

Si se han cumplido 20 años del primer disco de Daft Punk, 22 han pasado desde el último de Slowdive, pioneros del shoegaze, estilo surgido en Reino Unido a principios de los noventa. Es bonito el origen de la palabra. Estos músicos sepultaban sus sonidos en capas de distorsión mientras tocaban mirando hacia un suelo sembrado de pedales, manteniendo una actitud ensimismada y distante respecto al público, "mirándose los zapatos". Al borrador oscuro de ese muro de decibelios lo sobrevolaba el verso claro de unas melodías limpias y unas armonías sencillas, a menudo, como en el caso de Slowdive, con juego de voces chico-chica. A Rachel Goswell la oímos aquí. Neil Halstead se ha labrado una sólida carrera en solitario. Ambos, ante la desbandada de los miembros originales de Slowdive tras su siempre delicado (eso dicen) tercer disco, fundaron Mojave3, bajando revoluciones con resultados aún mejores, a juicio de uno, que los logrados con la banda madre.  

Al marginal shoegaze se acabó imponiendo al otro lado del Atlántico el grunge, en cuyo germen influyó, y, en Inglaterra, el brit-pop, pero la influencia de los Mybloody Valentine, Ride o Slowdive se aprecia en numerosas bandas actuales (The Raveonettes, The pains of being pure at heart...) y en estilos afines como el dream pop. Slowdive se reunieron el pasado año para hacer una gira. Se sospechaba que podrían estar gestando material nuevo. Este "Star roving" que lo confirma es una excelente noticia para sus fans, entre los que nos incluimos, of course.

(Más de Slowdive).



viernes, 27 de enero de 2017

TRADUCIENDO

No palabras o versos. Timbre, brillo, textura. Lo que hay que preservar a toda costa es el color de ese sonido.

domingo, 22 de enero de 2017

DAFT PUNK


Aprovechando que su primer disco, Homework, un hito de la electrónica como lo eran por esos años los de Chemical Brothers o Prodigy, cumple veinte años, en la redacción nos damos el gustazo de traer para la parroquia unos cuantos temas de Daft Punk. Aquel trabajo alternaba canciones de aire funky como las míticas "Da funk" o "Around the world" (con el famoso vídeo rodado por Michel Gondry) con otras de un techno tan pogresivamente atrapador como inmisericorde. 

Con Discovery (2001), Daft Punk dejaron de lado el techno y la voz pasó a tener más presencia, firmando un disco más electropop que descolocó un tanto a sus seguidores. Se criticó el aire comercial de canciones como "One more time", su hit más reconocible hasta el reciente "Get lucky", y que en general se les fuera la mano con el autotune y el vocoder, aunque en realidad su presencia ha sido una constante en la carrera del dúo, así como el espacio para la melancolía (como en "Veridis quo") y las piezas más bailables como "Voyager", la canción de este sábado, que uno se ponía tres o cuatro veces mientras se preparaba, ay, para salir.

El tercer disco de Daft Punk, Human after all (2005), es sin duda el más flojo. Es una mezcla mal resuelta de todo lo anterior en diez cortes (contra los 16 y 14 de los discos precedentes) en la que apenas "Robot rock" y "Emotion" aguantan el tipo. Con todo, si ese mismo disco lo hubiera dado un grupo primerizo seguramente habría sido ensalzado en vez de vapuleado. Cruz -y privilegio- de los grandes.

En 2010 Daft Punk firmaban la banda sonora de Tron Legacy, reto que superaron con nota, con un sonido ambient que navega sutilmente entre lo retro y lo futurista. En 2013 llegó el trabajo más exitoso del grupo, Random Access Memories, que les permitió, sin perder sus señas de identidad, acceder a un público más amplio. A ello contribuyó la participación de mitos como Nile Rodgers (Chic) o Pharrell Williams. El disco no tiene desperdicio (uno lo pondría en el podio de lo que va de década, si no de siglo), pero tenemos especial cariño a "Within" (melancólica marcianada), "Instant crush", o esa locura para terminar que es "Contact".

Veinte años bailando, más de cogote que de pies, con Daft Punk. Pocos grupos tan sólidos, con tanta inteligencia para gestionar su enigmática imagen. Veinte años, y que dure.

Daft Punk: "Voyager" (de Discovery, 2001)

viernes, 20 de enero de 2017

INTO THE LIMIT

Nunca supe tan preciosa la inteligencia como al cuidado de un niño. Bueno, sí, al cuidado de dos. Elevada a categoría de arte, la paternidad es sin duda el arte de templar gaitas.

martes, 17 de enero de 2017

domingo, 15 de enero de 2017

MÚSICA ESTACIONAL

Hay un sabor añejo de regreso a lo más nuestro, ya sea el arropador otoño, el límpido invierno o la palpitante primavera (al verano, vacaciones aparte, no le ve uno tanta gracia). Recién empezado como quien dice el invierno, con el final de las navidades ya quiere uno ver señales que apuntan a la estación florida. Quizá sea algo psicológico, pero es sobre todo por el hecho de saber que vamos hacia más luz ("hacia más luz" no sería, por cierto, mal título para un libro de versos). Este anhelo, similar aunque por distintas causas al que nos hace desear el invierno o el otoño, es el que nos hace decir de una música que es buena para escuchar en tal estación. Así esta preprimaveral "Salt song", la canción de esta semana. 

How to dress well: "Salt song" (de Care, 2016)

sábado, 7 de enero de 2017

REGALO DE REYES

No ha sido mal regalo de reyes descubrir a London Grammar, grupo inglés con un solo disco que lanza ahora este sencillo como adelanto del segundo. Es de esas bandas condicionadas, a veces en exceso, por la voz de su cantante. La de Hannah Reid es poderosa, oscura, de una tesitura amplísima, y en nada envidia las de Lana del Rey o Adele. Pero las canciones que dan textura al grupo y le permiten ir más allá son aquellas en las que la guitarra y el teclado de los otros dos componentes, más los ritmos y el bajo, envuelven esa voz en un sonido a su vez oscuro y limpio, con un inusual respeto por los silencios. Gustan además de hacer versiones, como con el "Wicked game" de Chris Isaak o el "Nightcall" de Kavinsky que produjeran Daft Punk.

Los dos minutos largos a capella de este "Rooting for you" antes de que entre la orquesta, con la cámara acercándose y alejándose del bello rostro de Reid, son una delicia.


London Grammar: "Rooting for you" (single, 2016)


sábado, 31 de diciembre de 2016

ASÍ DE SIMPLE

Acaba otro año y con él la repetida sensación de que ha sido mucho y poco. Leo sólo poesía. Ha sido una suerte dar en estos días con dos libros de dos poetas. José Mateos me dice: "Todo es así de simple. Y lo olvidamos". Juan Marqués confirma: "A veces una tarde o un camino están ahí, no significan nada." Y pienso como siempre que es verdad, y envidio estos poemas en los huesos y sin embargo tan sólidos, y me pregunto cuándo seré capaz, como Eugénio de Andrade, de escribir con menos adjetivos. Ya sé que tampoco pasa nada, que hay ríos que van derechos y otros que se entretienen más, y que lo importante es que lleguen donde tienen que llegar y que, por el camino, acierten a fecundar los valles y riberas que son los corazones de los hombres. Pero ¿ven? Ya me adorno.

Sí, acaba otro año y yo quiero desear a todo el mundo lo mejor para el que empieza, y me despido de este con otro poema inédito que pretende indagar ese misterio y esa emoción de la última noche que quisiéramos no perder del todo. 


HISTORIA UNIVERSAL

Derramada la copa de la luna
sobre el negro tapete de la noche
su champán burbujea: las estrellas
en el aire sereno parpadean
de gusto, como ronronea un gato
al beberle a la madre su misterio.
Luego van apagándose una a una
como ascuas de un fuego hospitalario
hasta otra vez o nunca.
¿Quién podría decir que no fue un sueño?

Te fijas en la tuya –es tu secreto–.
Es su luz la bombilla
que alguien deja encendida para ti,
abejar de preguntas sin respuesta.
Pero cuánto te dijo su silencio.
¿Será desde ese copo
de nevada lentísima
que alguien emocionado te contemple
preguntándose acaso
cuándo nuestra burbuja, nuestra ascua?

MELANCOLÍAS

Linus Young: "Valentine" (de Category 5, 2014)
 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

DQL



Es otro signo de los tiempos. Me ha ocurrido más veces. Al ir a sacar la entrada del concierto del martes, la empleada quiso asegurarse: ¿El de DQ Lee? No, el de las arias de Handel y Vivaldi. Comprobó. ¿Pero es en el que canta DQ Lee, no? Sí, creo que sí. Imagino que captó mi afán didáctico, y de ahí su posterior aspereza, con la que contaba.
La idolatría alcanza extremos grotescos en el caso de los cantantes. Hagan la prueba: escuchen o lean una entrevista a uno de ellos y ya verán cómo antes o después sale a escena la palabra “éxito”. Cuando van teniendo cierto nombre, casi da igual lo que hagan. El programa del concierto que iba a ver era prometedor, con una selección de arias exquisitas (Sento in seno, Sol da te, Ombra mai fu), un concerto grosso de Corelli y un precioso concierto para dos flautas de Telemann.
Pero ahí estaba DQ Lee, que no sólo me hizo pensar absurdamente en CR7 por la elección de su nombre artístico, sino por lo similar de sus poses al ir éste a lanzar una falta que acabará en el segundo anfiteatro y al disponerse aquél a atravesar el umbral del Do5. Ya dije que todo vale. Si en uno de sus silencios baila como lo haría en una discoteca, risas. Si actúa –sobreactúa– en una aria que, fuera del contexto de la obra, no lo pide, risas. Si bromea con pasar la página al concertino mientras la está leyendo, o le da un toquecito de cadera al director, risas. Pero lo más irritante llega cuando éste, Spinosi, pide en el segundo bis que el público cante el “Noche de Paz” mientras la orquesta lo toca, dedicando su interpretación a los niños que mueren en nuestras guerras, y al gallo no se le ocurre otra cosa que salir del escenario y volver con su móvil para agitarlo al ritmo de la melodía mientras afecta un rictus emocionado con la intención de llevar a risa la complicidad sincera que el director había conseguido crear.  
Triste. Qué mal entendido. Recuerdo al mismo Spinosi años atrás, durante el último aplauso de otro concierto, tomando la partitura del Te deum de Charpentier para enfocar hacia la obra los aplausos. Ni más ni menos. Como quien traduce poesía: rigor, cariño y humildad.