Cuando la tristeza vuelva -y vuelve siempre-; cuando hayas hecho llorar a quien te quiere, y las palabras no sirvan; cuando gires en la espiral del remolino, cada vez más cerca de su centro; entonces, no luches contra el agua. Ahonda el sentimiento. No pienses todavía. Toma una de esas píldoras -Naoko, Shadowlands, Dosis modernas- que otras veces te hicieron caer a lo más hondo, donde hallarás -sólo allí- refugio de amor propio. Si es el hogar el lugar al que siempre se regresa, es hogar la tristeza. No luches. Sólo quiérete. Y aprende.
Mc Enroe: "Naoko" (de Tú nunca morirás, 2009)
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