martes, 14 de agosto de 2012

NO RESPETA LA VIDA

Lo advierte Miguel d´Ors en “Por una muerte”, poema memorable como la mayoría de los suyos (si tuviera que hacer una antología de cada poeta predilecto, la suya sería sin duda de las más representadas):

Después de morir uno, mientras uno
se está muriendo, se abre
una ferretería, pintan una fachada
y el muerto ya es ajeno, y todo nos lo aleja.

O ruge, como hoy a la puerta de la iglesia de Colombres, el estrepitoso motor de un coche que compite en hiriente volumen con la machacona música que sale de su interior. Esa zapatiesta sin sentido, en la hora en que enterramos a una joven de 35 años, más que indignarme, me sume aún más en la tristeza paralizadora.

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