Se sabía desde hacía días. La presión ejercida por el lobby merengue, con mosén Pérez a la cabeza, ha dado fruto: Cristiano Ronaldo ha sido premiado con el Balón de oro 2013. Fruto serondo en este caso, pues corría aún el mes de octubre cuando los medios más arribistas de la caverna empezaron a dar la matraca para que fuera a parar a manos de cr7 (respetaremos la marca con que él mismo se ha registrado). Ah ¿pero es ya?, se preguntaba uno. Y no, no era ya, era en enero. ¿Y van a estar tres meses con el raca raca? Y sí, estuvieron. Y están. Y estarán. Pero volvamos al "estuvieron". Esos mismos medios que le reían las gracias a Mourinho (ya saben, meter el dedo en el ojo a un compañero de profesión, preguntarle a otro cuánto cobra para restregarle que él gana veinte veces más), contribuyendo al encabronamiento del país, no perdían ripio: que si hat trick de cr7 ante el Sevilla, que si cr7 decisivo en la clasificación de Portugal para el Mundial, que si recadito de cr7 a Blatter... Y aquí entra en juego el dueño del chiringuito, el que realmente da el premio, por más que este venga supuestamente avalado por un liosísimo sistema de votaciones. No son pocos los seleccionadores y jugadores que ya han denunciado la manipulación de su voto. Pero hagamos memoria... En una donosa entrevista ante un grupo de estudiantes, Joseph Blatter, presidente de la FIFA (federación internacional de asociaciones de fútbol), cometió la indiscreción de mostrar su preferencia por Leo Messi, al que comparó con un bailarín de ballet, y la torpeza de imitar a cr7, a quien comparó con un militar, en una parodia de trazo grueso en el más puro estilo chiquitistaní. Tanto irritó esto al delantero portugués que amenazó con no asistir a la gala de entrega del premio, con el desdoro que esto supondría para el mismo. Todo lo que vino después no ha sido sino un intento de desagravio por parte del mandatario que incluyó una injustificada ampliación del plazo de votaciones cuando ya se daba a Frank Ribéry como virtual ganador, proceso culminado por la concesión del premio a cr7, a todas luces injusta. Veamos por qué.
Cr7 es un gran futbolista y un buen profesional (dejemos a un lado la condición de deportista). Ha marcado muchos goles en el año 2013, con una media impresionante. Pero siendo el fútbol un deporte de equipo, ¿para qué ha servido esos goles? Jamás se prestigió tanto el Teresa Herrera (el torneo de pretemporada del Deportivo de la Coruña). Dígolo porque es el único título, si tal se le puede considerar, que cr7 ha ganado en 2013. No es necesario compararlo con los conseguidos por Ribéry (a mi juicio y el de cualquier futbolero que no lleve la bufanda puesta, el merecedor del premio): Liga y Copa de su país, Champions, Supercopa de Europa y Mundial de clubes. Es decir, todo lo que se puede ganar. Desde 2000 no se daba el premio a un jugador sin ningún título en su haber. El argumento de su papel decisivo en la clasificación de Portugal para el Mundial, conseguida en la repesca, cae por su propio peso: si tan decisivo ha sido, ¿cómo no la obtuvo en la fase de grupos, donde no fue Portugal capaz de quedar por delante de una mediocre Rusia? Que se conceda el premio a un jugador con esos antecedentes, con la única credencial de los goles (para los que ya existe otro premio, este objetivo, la Bota de oro, ganada por cierto en su última edición por Leo Messi), supone un desprestigio definitivo para el Balón de oro. Hasta el presidente de la UEFA (sucursal europea de la FIFA), Michel Platini, que sabe algo del asunto (ganó el Balón de oro en tres ocasiones), se ha atrevido a protestar: “Alguna cosa ha cambiado desde que el Balón de oro lo organiza la FIFA. Durante 50 años se ganaba por el palmarés sobre el terreno de juego y ahora se mira el rendimiento individual de los jugadores. Y este es un problema”. Demoledor...
Cr7 es un gran futbolista y un buen profesional (dejemos a un lado la condición de deportista). Ha marcado muchos goles en el año 2013, con una media impresionante. Pero siendo el fútbol un deporte de equipo, ¿para qué ha servido esos goles? Jamás se prestigió tanto el Teresa Herrera (el torneo de pretemporada del Deportivo de la Coruña). Dígolo porque es el único título, si tal se le puede considerar, que cr7 ha ganado en 2013. No es necesario compararlo con los conseguidos por Ribéry (a mi juicio y el de cualquier futbolero que no lleve la bufanda puesta, el merecedor del premio): Liga y Copa de su país, Champions, Supercopa de Europa y Mundial de clubes. Es decir, todo lo que se puede ganar. Desde 2000 no se daba el premio a un jugador sin ningún título en su haber. El argumento de su papel decisivo en la clasificación de Portugal para el Mundial, conseguida en la repesca, cae por su propio peso: si tan decisivo ha sido, ¿cómo no la obtuvo en la fase de grupos, donde no fue Portugal capaz de quedar por delante de una mediocre Rusia? Que se conceda el premio a un jugador con esos antecedentes, con la única credencial de los goles (para los que ya existe otro premio, este objetivo, la Bota de oro, ganada por cierto en su última edición por Leo Messi), supone un desprestigio definitivo para el Balón de oro. Hasta el presidente de la UEFA (sucursal europea de la FIFA), Michel Platini, que sabe algo del asunto (ganó el Balón de oro en tres ocasiones), se ha atrevido a protestar: “Alguna cosa ha cambiado desde que el Balón de oro lo organiza la FIFA. Durante 50 años se ganaba por el palmarés sobre el terreno de juego y ahora se mira el rendimiento individual de los jugadores. Y este es un problema”. Demoledor...
La escenificación de la gala no fue menos postiza. El llanto de cr7 al recoger el premio expresaba la liberación de una presión brutal. Algunos han elogiado esas lágrimas. A mí me lo habrían hecho más humano, más cercano, más persona, menos cr7, si no supiera que no habría sabido perder, como sucedió otras veces. Eran las lágrimas del niño malcriado al que le dan un regalo para que no rompa nada, que sólo sabe estar si le bailan el agua. "Merezco ganar el Balón de oro todos los años", llegó a decir (se ve que no tiene abuela). Lo que hay detrás no es más que una tremenda falta de formación a la que en nada ayuda una prensa deportiva de pandereta. Eran de ver las lágrimas de uno de esos forofos, un tal Roncero, que pretendía convertir un premio individual en una cuestión de estado.
Pero lo peor no es tener que aguantarles. Lo peor es que me han chafado el poema... Pero eso mañana (es un decir)...
Buena entrada en el blog, esperamos con entusiasmo el poema
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