LA
CASA ABIERTA
La Terenosa
La Terenosa
Hoy vuelves a la casa de tu infancia.
Después de tantos meses, todavía con lastre
de claustros, tutorías, tonterías
y un vago sentimiento de traición,
regresas a sus muros de caliza
y también hacia ti. Ahí siguen todos,
en el patio infinito, como siempre:
los argayos sedientos, foscos sedos
que tu padre hitara, traicioneras
maedas, caprichosos tubos de órgano,
eterno mobiliario al que un día juraste,
bajo el artesonado mudable de los cielos,
fidelidad eterna.
Con emoción recuerdas aquel verso primero
–entonces no sabías que era un verso–
que en esta misma vuelta del camino
te mostraba el camino, y a su vez
su arduo destino hoy cumple:
Mientras pise la hierba estaré bien.
(Revista Isla de Siltolá nº 7)
(Revista Isla de Siltolá nº 7)
Majadas de la Terenosa
Argayo |
Hito. Detrás, el Naranjo de Bulnes |
Sedo |
Maedas |
Tubos de órgano |
Gracias por traerlo aquí, es bello, y transmite con maestría la hermosura de estos lugares caros a tu memoria. En efecto son ventanas de aire puro donde cualquiera podría hallarse como en su casa. Qué disfrutes de ellos.
ResponderEliminarSalud
Manuel
Esa mezcla de naturaleza y sensaciones/sentimientos, hacen respirar en la lectura de cada verso... y lo rematas con finales tan rotundos como intimistas...
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