Viaje a Aranda de Duero. La primavera, ya mediada, se ha enseñoreado de cuanto observan los ojos amantes. Hoy, en una porción mínima de nuestro mundo, a su vez una porción mínima de cuanto existe, la altura del cereal me ha concedido contemplar el primer verde mar del año.
VERDE MAR
Le cose el tren remiendos a la vieja Castilla.
Si unos van y otros vuelven, vamos todos en tráfago
que cuestiona la espera secular de estos campos,
la ascética templanza de sus predios
pordioseros del cielo. Rogativa elocuente
la danza de esos tallos, verde mar
en deslugar flagrante que propicia
del cereal la altura. Sólo viento
nadando sobre el trigo glauco y limpio,
lavado del rocío. Son las olas del aire.
Inercia, eco parece de nuestro rodar loco.
(De Quietud)
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