Odeon: "Capricorn" (de Galaxies, 2018)
sábado, 27 de octubre de 2018
miércoles, 24 de octubre de 2018
UNA LECCIÓN
Me toca ir a cambiar a Laura al colegio justo antes
del recreo. Ya que he salido de casa, tomaré un café mientras hojeo El norte de
Castilla. Pero en tan inocente propósito se entromete una baja pasión: volver la
calle para ver a las niñas cómo se desenvuelven en el patio con los otros niños.
Siempre me pareció deplorable el fisgoneo de los padres durante el recreo, una
actitud que puede condicionar la libertad de los chicos. Pero en mi caso sería
sólo un vistazo y sin dejarme ver. Ya doblo la esquina cuando veo a la madre de
un compañero de Laura y Andrea oteando entre los barrotes. La visión me produce
una aversión física. No quiero que me vea, ni que piense que yo pudiera hacer
lo que ella está haciendo. Doy media vuelta. Creo que no me ha visto.
Dos horas después vuelvo para recoger a las niñas.
Está el primero en la fila el niño de la madre fisgona. Sale llorando y corre a
sus brazos. Al coincidir un tramo camino a casa, le pregunto si sabe por qué
llora el niño. No lo sabe, no se lo dice, quizá pida una tutoría a ver. “Empezó
bien, iba contento, pero los tres últimos días ha salido así...” La madre intentaba encontrar los motivos de aquel cambio. De ahí su vigilancia en el recreo. Lo que yo había
tenido por ocioso hociqueo no era sino un conmovedor amor de madre que le daba
una merecida bofetada a mi ligereza de juicio y, en la otra mejilla, a mi doble
moral.
viernes, 19 de octubre de 2018
POWER POP
Tiempos rápidos, canciones cortas, melodías sencillas sin apenas solos y armonías vocales son las líneas de fuerza del llamado "Power pop", estilo más cercano al rock y el post punk que del propio pop. Si todavía en tu ciudad pasas por un bar y ves que hay unos chavales tocando y sudando la gota gorda, lo más probable es que estén en esa onda. En León, mi pueblo, suenan a power pop Los platillos volantes (en este videoclip, parece que grabado en el Estudio 54, he creído distinguir entre el bullanguero público a Avelino Fierro). Bien cerca, en El gran café, disfruté también de una de las hipervitaminadas lecciones de profesionalidad de Paul Collins, que firmara esta píldora con The Nerves. En fin, pondríamos a Nada surf, algo de Blur quizá, esta otra de final glorioso de The Smashing pumpkins... Pero ocupa el lugar de honor en esta canción de los sábados la incendiaria "Burn, baby, burn" de Ash. Música para escuchar por las mañanas, cuando los oídos aún tienen cuerda.
Ash: "Burn, baby, burn" (Free all angels, 2001)
domingo, 14 de octubre de 2018
martes, 9 de octubre de 2018
¿ESTRÉS?
Me cruzo con un compañero que tiene que cambiar de aula
entre clase y clase. No se para a hablar porque no quiere llegar tarde. ¡Qué
estrés!, se despide. El estrés que tengo yo (el mismo que mi compañero) es tres meses
de vacaciones en verano, tres semanas en Navidad y tres fiestas por trimestre. Pero
claro, esto no se puede decir, no vaya a protestar alguien y nos hagan venir en
julio a rellenar importantísimos informes.
▪ ▪ ▪
A mi señora, que este curso da música
a toda primaria, le ha tocado hacer seis programaciones didácticas. Me río por
no marearme.
–Y la
programación de 5º sin hacer -se lamenta.
–Qué vergüenza.
Fíjate en mi ejemplo, yo hice la de flauta en un pispás.
–Sí, cambiando el curso en la
portada.
Callo y otorgo.
▪ ▪ ▪
Y de la programación a la evaluación.
–¿Vosotros
también evaluáis por competencias?
–Sí, evalúo
si el alumno es un incompetente o aún se puede hacer algo con él.
sábado, 6 de octubre de 2018
CHRISTINE AND THE QUEENS
Christine and the queens: "La marcheuse" de Chris (2018)
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domingo, 30 de septiembre de 2018
PASEO CON BARES
No me lo creo. Vuelvo del paseo gatuno y alguien se ha comido
el medio sándwich que había dejado con toda la intención en la encimera. Abro la
nevera y lo primero que veo son dos trancas negras que me apuntan amenazantes. Es
san Froilán y hay que darle caña a la morcilla. Me suele sentar bien una
magdalena con el agua que va pidiendo. Se me ocurre mejorarlo. Hay junto a las
morcillas un generoso surtido de yogures. Estos de Oykos se lo están currando. Mientras
disfruto de las grasas saturadas, hago resumen de la noche.
Si la meta que aguarda a quien aspira a perdurar es el
olvido, no es otra la que nos va ganando durante la vida misma. Sucesivas metas volantes cada vez más cercanas. Cuántas
películas olvidadas, cuántas músicas, versos, conversaciones, personas. Qué
sangría. Cuesta ser optimista en esto: ¿tanto ganaremos por otro lado? Pregunto
al camarero del Black dog si la canción que acaba de sonar es de Jefferson
airplane. “De los Who. De los primeros Who.” Y veo que se hincha un poco. Lo
que no imagina es la de veces que habré escuchado “I can see for miles”, en CD
y en casette, en el Woodstock y en el coche, en greñudo y en mocho. Se pensará que en materia sesentera me lleva ventaja, pero es al revés: yo he llegado antes.
Salgo en dirección a La clave, que se ha trasladado a
las inmediaciones de la plaza de santo Martino. Pero una luz como de almacén y
una nula intimidad echan para atrás y paso de largo. Creo que el dueño, entre saludado y conocido, me ha visto. Dudo si recular, pero sigo adelante. Qué mínima visión de
negocio. En una ubicación inmejorable, en una zona de tapas ya tan concurrida
como el barrio Húmedo, sería un pub ideal para tomar esa primera copa que es
tantas veces la última y la segunda última. ¿Tan difícil es disponer una iluminación
acogedora y un ambiente agradable? Se ve que sí.
Cruzo la calle Ancha en dirección al Húmedo. El cierre
del Local fue una avería tremenda. Entro en el Crazy. No es lo mismo pero con suerte se puede escuchar a The Smiths, Pulp o Radiohead. Ahora bien, si se pasa la noche entera se puede oír a los Guns and roses cuatro veces, y a eso no hay derecho. Son aún las doce y media
y no hay nadie. Pido una cerveza. El flemático dueño, un clásico de la noche
leonesa, vuelve a su taburete al lado de la música y sigue leyendo su libro.
Una estampa idílica. ¿Nos mirará la Pálida sin que hayamos abierto ese bar que
sea como nuestra segunda casa, un refugio a la medida de uno donde simplemente
no pierda dinero y pueda pasar a gusto y con su música unas horas los jueves,
viernes y sábados?
Qué noche de finales de septiembre. Entre los abedules del parque de Correos, ya de retirada, intento recordar un poema, aquí mismo nacido, a este sufrido árbol. Tampoco el olvido lo
ha respetado. Quedan, como ruinas de un palomar, unos versos aquí y allá: “Se para uno a mirarte y ya le habla / del alma herida al alma tu tronco
acuchillado”. Y de esos versos deberían colgar otros, como unas cerezas de otras, en
defensa del hipérbaton, al que deben los poetas no sólo que les resuelvan los
acentos, sino el placer lector de resolver su ecuación, de tercer grado si
gongorina. "Quién para ese poema / poder plancharlo sonetista fuera".
Estaba rico el yogur. Antes de que se me olviden estas
minucias me siento a anotarlas en el escritorio en que tantas horas eché durante
el colegio y el instituto. Enfrente hay una foto en la que aparecemos S. y yo
frente a la Peña Galicia, que ese día subimos. S. está parecida. Quizá hasta
estaba más regordeta. Se nos ve felices, pero eso no quiere decir nada. Es una
foto. Quizá por la noche acabáramos discutiendo por una tontería, a la porfía,
que es el peor enemigo de cualquier relación. Hay que mantener al recuerdo a
raya, sin caer en sus trampas. La montaña es sencilla y agradecida, con su poca
altura, sus fósiles en la falla y la fácil brecha de acceso a la cresta. El
misterio de la fotografía es la otra figura que sonríe a la cámara, con pelo
aún, sin ceño todavía. Le miro y no me creo que haya sido yo. Los rostros de
los familiares son espejos que no traicionan, escribió Azorín. Siendo así, ante
el de este que me mira, ese padre mío que fui, sólo puedo pensar
que el traidor soy yo. Abro la puerta de la habitación donde duermen las niñas.
Su respiración deshace toda inquietud. Duermen profundamente. También S., su
calor que busco para echar lo que quede a la hoguera del olvido.
sábado, 29 de septiembre de 2018
OBK
En esta entrada dedicada al electro pop patrio olvidamos
un nombre decisivo, fundacional. En los tiempos en que OBK grababan sus temas
más conocidos, quien más quien menos nos avergonzábamos un tanto de aquellas
letras romanticonas, demasiado sinceras. Si no estábamos preparados para la música
de baile con mensaje, lo que ya parecía intolerable era que este fuese, por
ejemplo, “hoy he vuelto a llorar”. Siempre se ha dicho, y con razón, que es
difícil escribir canciones en castellano. A menudo la letra, por excesiva, daña
a la música. Pero poco parecían importar a Jordi Sánchez y Miguel Arjona estos remilgos,
detrás de los cuales estaba acaso el hecho de que reivindicaran de la mejor
manera, sin reivindicarla, la normalidad de la homosexualidad. Empezaban los
años 90 y todavía podía verse en las discotecas a algún berraco lanzando las
rodajas de limón de las consumiciones, cuando no los hielos, al que se subía a
una plataforma a bailar con las gogós.
“Oculta realidad”, el primer sencillo de OBK (cuyo
nombre homenajea la canción de Depeche mode “Oberkorn (It's a small town)”), dejaba
a las claras que la del grupo de Dave Gahan y compañía sería su gran
referencia. A “Historias de amor” (el enlace es, a mayores de la actuación, un documento impagable, por la presentación de Nieves Herrero, el baile de 2:20, las pintas en general y las palmas del público), a "Historias de amor", su mayor éxito, siguieron cinco o seis años buenos hasta que la popularidad del dúo comenzó a decaer. Entonces ocurrieron dos
sucesos importantes: la publicación del recopilatorio Singles 91-98, que relanzó su carrera, y los vídeos de Juan Antonio Bayona, que
vinieron a actualizar una imagen que hasta entonces abusaba de los primeros
planos, las lycras y las camisetas de tirantes.
Con un sonido cada vez más limpio, OBK siguieron
facturando joyas como este “Náufrago”, la canción de este sábado, que suena a Depeche mode, pero también a
Pet shop boys y, si me apuran, a Moby. Pocos grupos con seguidores tan fieles y entregados. El que vaya
a un concierto suyo entenderá por qué.
OBK: "Náufrago" (de Feeling, 2005)
miércoles, 26 de septiembre de 2018
ESCRITO EN EL JARDÍN

Hay libros que nos deslumbran y libros, como este, a
los que se toma cariño, no libros para el canon, sino para uno, a la medida del
barro de cada cual, libros con las cartas boca arriba desde la primera palabra,
en que entendemos que quien nos habla no se retoca, sino que muestra a las
claras, a la par que sus entusiasmos y certezas, sus congojas y desasosiegos.
Sin miedo a la confidencia: Lo que no es confidencia no es literatura, escribe
Xuan Bello, y también: “A ciertas alturas hay que ser uno mismo sin ningún arrepentimiento.”
Qué será la prosa poética, no lo sé bien, pero sí
dónde está la poesía, en verso o en prosa: “Muy pronto, en unos minutos, la
mano de la luz alisará las sábanas de la sombra y la cama del mundo estará
recién hecha.” Una niña duerme en un coche, estallan voladores en una fiesta
lejana, un grajo se refugia en la leñera, un hombre busca unas palabras
mientras mira la tierra… “Esto no es nada, ya lo sé, pero es mi vida.”
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