jueves, 29 de marzo de 2012

PERPLEJOS

Tengo unos zapatos que van boquiabiertos, perplejos por el mundo. Yo creo que es porque, a pesar de haber sido muy baratos, tienen tanto entendimiento que van compartiendo los pasmos de su dueño por el mundo. Más en esta ocasión, en que se habrán sentido aludidos al escuchar a A., tan segoviana, exclamar tras un tropiezo: “¡Es que me hablan los zapatos!” Ingrato sería deshacerse de ellos ahora que la ventilación que proporciona su perenne estupor comienza a agradecerse.

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