Vuelvo a ver algunos reportajes grabados de Días
de cine. En uno de ellos, Juliette Binoche y José María Pou reflexionan
acerca de su trabajo en sendas entrevistas. La actriz francesa, en la
presentación de Copie conforme,
desasosegadora cinta de Abbas Kiarostami que plantea la necesidad de asumir los
cambios que con el tiempo sufre el sentimiento inicial del amor, dice: “La
palabra es la punta del iceberg de unos cimientos. El trabajo del actor
consiste en encontrar esos cimientos y relacionarlos consigo mismo. Después,
las palabras son la consecuencia de ese trabajo”.
Por su parte, Pou señala: “En cuanto me llega un
personaje busco en la literatura, en el cine, en lo que tenga más a mano,
aquello que más se parezca al personaje
que estoy haciendo. Pero no para copiarlo, sino para crear una especie de magma
o burbuja donde el tuyo va teniendo algo de todos esos pero va saliendo con
personalidad propia. Y luego hay un ejercicio fundamental: hay que bucear
dentro de uno mismo, hay que meter la mano y encontrar cosas recónditas para
relacionarlas con el personaje. Y siempre las encuentras, con gran sorpresa
para ti mismo”.
Hablan de cine, pero no solo de cine. Con tales
ideas se podría componer una poética.
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