De mi corazón al tuyo, / según me parece a mí, / hay esa misma distancia / que observo de Dios a ti.
Mira que te mira Dios, / mira que te está mirando, /
mira que te ha de matar, / mira que no sabes cuándo.
Fuiste mi primer amor, / tú me enseñaste a querer. /
No me enseñes a olvidar, / que no lo quiero aprender.
Por quererte olvidé a Dios, / mira qué gloria perdí, /
y ahora me vengo a quedar / sin Dios, sin gloria y sin ti.
Cuando dos se quieren mucho / y no se pueden hablar, /
él la está mirando a ella / y ella mira el delantal.
La ausencia es para el amor / lo que el viento para el
fuego; / si poco, lo hace mayor, / si mucho, lo apaga luego.
El corazón te lo doy, / también te daré la vida. / El
alma no te la doy / porque esa prenda no es mía.
La nieve por tu cara / pasó diciendo: / Donde yo no
hago falta / no me detengo.
Sonrisas que no salen / de lo profundo / son como leña
verde / que da sólo humo.
No te ufanes sabiendo / que eres bonita, / que más lo
son las flores / y se marchitan.
Ahí tienes mi cariño, / ve si le quieres. / Y ve antes
de aceptarle / si le mereces.
Venías de la fuente, / me diste agua. / Y con el agua aquella / me diste el alma.
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