Viene a decir Carlos Pujol (y digo viene, no venía) en su magistral Cuadernos de escritura que sin memoria no se puede ser
escritor. Tal vez tenga razón, pero sí hay algo que agradecer a la
desmemoria: que nos permita juzgar, en intervalos de tiempo no muy
largos, nuestro propio trabajo con mirada renovada, con ese mayor
grado de objetividad que la distancia y el despego posibilitan. Mejores
críticos y con la satisfacción de haber sabido hacer de la
carencia virtud.
Reflexión equilibrada y argumento necesario en estos tiempos de vertiginosa decadencia.
ResponderEliminarSalud.
Manuel