Sentía los cuatro vientos
en la encrucijada
de su pensamiento.
(De “Proverbios y cantares”, en Nuevas canciones, de A. Machado)
Qué fácil habría sido caer en la tentación
de sustituir en este poema “su pensamiento” por “sus pensamientos”, como si la
rima consonante valiera más. Un segundo recelo podría incitar a corregir en el
mismo sentido el final a un poeta poco seguro de sí: evitar en la asonante
rimas casi consonantes. Pero si lo importante es lo que se dice, “pensamiento”
dice más que “pensamientos”, porque no todos éstos, hijos de aquel, nos ponen
en el brete de escoger que plantea la encrucijada del poema. Además, el singular permite
una doble lectura: la de un pensamiento concreto sobre cuya disyuntiva alguien
duda, y la del pensamiento padre. Tentación en la que no cayó el más admirable de
nuestros poetas.
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